sábado, 21 de mayo de 2016

Fujimorismo atiza la violencia para generar miedo en la gente


“Recuerdo que en la primera vuelta, faltando pocos días para las elecciones, aparecieron supuestas pintas y volanteo de propaganda subversiva”, indica Avelino Guillén.
Dice que Keiko tiene una alianza inexplicable con el señor Ramírez.
Paco Moreno 
Diario UNO
El exfiscal supremo Avelino Guillén, el fiscal de hierro que fue acusador en los principales juicios a Alberto Fujimori, dice que estamos en un momento crucial en que el país está amenazado por el regreso del fujimorismo que no ha cambiado un ápice. Dice que la defensa a Ramírez se parece al blindaje de Montesinos.
Integrado al equipo anticorrupción del candidato Pedro Pablo Kuczynski, afirma que le parecen extraños ciertos actos delincuenciales contra los universitarios y que es conocido que el fujimorismo siempre ha usado la violencia para generar miedo en la sociedad.
“Tenemos información que hay elementos que han trabajado en aparatos de inteligencia que actualmente colaboran con la campaña electoral de Fuerza Popular. No me extrañaría que estén brindando algún tipo de asesoría específica en ese sentido”, dijo.
—¿Cree usted que el caso Joaquín Ramírez, que tiene muchas aristas que incluyen a su hermano a su tío, se ha traído abajo el llamado “nuevo fujimorismo”?
—Este caso revela sin ninguna duda que el fujimorismo del señor Alberto Fujimori y el que ahora encabeza Keiko Fujimori es lo mismo. Keiko es la continuación del régimen de su padre y el compromiso de honor con el Perú que mostró en el debate del 3 de abril lo ha tirado al tacho de la basura. Es más, actualmente el fujimorismo está siguiendo la misma estrategia como cuando protegieron a Vladimiro Montesinos.
—Formalmente, Keiko no lo saca a Ramírez, él da un paso al costado.
—Digamos que da un paso al costado después de más de 20 meses de la denuncia inicial que presentó la procuradora Julia Príncipe ante la Fiscalía. Hay que decir que durante estos 20 meses Keiko ha sido requerida para que separe a Ramírez y no lo hizo y más bien lo defendió de manera intensa con una serie de contradicciones y reveló que tiene una alianza inexplicable con el señor Ramírez.
—Siempre lo han blindado.
—Lo que ha ocurrido esta última semana lo demuestra. La defensa intensa del señor Ramírez primero por parte de Keiko Fujimori el domingo, el lunes lo defendió José Chlimper, el martes el mismo Ramírez planteó un discurso racista para distraer a la opinión pública. Esa secuencia, ese blindaje me hace entender que la presencia de Ramírez no se ha disipado y está firme y vigente.
OLA DE VIOLENCIA A FAVOR DE KEIKO
—¿Cree usted que esta ola de violencia cercana a las elecciones, con asesinatos a universitarios, que son resaltados de manera exagerada por los medios sea parte de un psicosocial a favor de Keiko Fujimori, quien habla de mano dura y de pena de muerte?
—Yo no niego de que vivimos un clima de inseguridad muy marcado. La delincuencia actúa impunemente y esto es atizado por los niveles de corrupción, que es el elemento que impulsa el incremento del delito. La delincuencia y la corrupción son las dos caras de una misma moneda. Ahora bien, a mí me llama la atención algunos hechos puntuales como la incidencia de conductas delictivas en un escenario como los establecimientos universitarios.
—Claro, qué hacen delincuentes armados robando celulares. ¡Celulares!, con arma de fuego.
—Recuerdo que en la primera vuelta, faltando pocos días para las elecciones, aparecieron supuestas pintas y volanteo de propaganda subversiva. Lo curioso es que si usted revisaba esos volantes no contenían el clásico mensaje de la organización terrorista sino que parecían hechos por otros individuos. Para mí, esas coincidencias de la frecuencia de determinados actos delictivos de la actualidad, me llama la atención. Tenemos información que hay elementos que han trabajado en aparatos de inteligencia que actualmente colaboran con la campaña electoral de Fuerza Popular. No me extrañaría que estén brindando algún tipo de asesoría específica en ese sentido.
—¿Entonces se podría decir que tal vez, no con las mismas características del Grupo Colina, hay por ahí un escuadrón de la muerte, que está generando miedo, como parte de un gran psicosocial a favor de la candidata?
—La delincuencia golpea a Lima todos los días y yo la rechazo firmemente. A mí lo que me llama la atención es que los delincuentes dan el golpe en el mismo lugar. En mi carrera yo he visto el accionar de la delincuencia y sé que si dan un golpe en un lugar vuelven al mismo después de semanas. Me llama la atención que incidan en el mismo sitio, a pesar del cerco policial y dando el golpe a los estudiantes de San Marcos. Yo sé que por esa zona hay bastante incidencia delictiva, lo que me llama la atención es la forma operativa que están desarrollando y eso me preocupa tanto más después porque yo advertí la colocación de artefactos explosivos en colegios de San Juan de Lurigancho, a pocos días de las elecciones en primera vuelta. Es algo que preocupa, ¿no?
—La historia nos indica que siempre apelan a causar miedo en la sociedad…
—El fujimorismo para afianzar su autoritarismo necesita crear permanente convulsión, permanente discrepancia para imponer su autoridad. Tienen ese concepto. El fujimorismo atiza nuestros miedos; por eso crea supuestamente fantasmas el resurgimiento espontáneo de organizaciones terroristas. Utiliza el fenómeno de la violencia, que existe y la rechazo, para generar miedo y no podemos ver lo que realmente son, una gran corrupción y no han cambiado un ápice. El caso del congresista Joaquín Ramírez ya no deja duda sobre el significado del fujimorismo. Keiko no tiene autoridad para investigar la corrupción porque sus familiares cercanos están implicados en graves hechos de corrupción.
Policías especializados en desactivación de explosivos como granadas - UDEX
LA RED
—¿Qué sensación le deja la información que David Bazán, alcalde de Tocache y promotor de la campaña de Keiko en San Martín, sea primo y hombre de confianza de Miguel Arévalo “Eteco”? 
—Yo he leído informaciones de medios de San Martín que hablan de la presencia de esta organización liderada por “Eteco”, que estaba impulsando y financiando candidatos vinculados al fujimorismo. Lo cierto es que el caso de Ramírez demuestra una preocupante penetración de capitales no identificados en el escenario político y lo preocupante es que haya llegado a un nivel muy alto en la escala jerárquica de un partido. Ramírez era un hombre sumamente importante de Fuerza Popular. Era prácticamente dueño del partido; si bien el control político lo tiene la familia Fujimori, la estructura financiara y sostenimiento económico de Fuerza Popular básicamente estaba en manos de Joaquín Ramírez en cuanto a locales partidarios, numerosos vehículos para la campaña electoral y aportes financieros.
—Si ganara Keiko, ¿es posible que el país se convierta en un narcoestado?
—Yo espero que la propuesta de Keiko Fujimori resulte derrotada. Pido a los ciudadanos que mediten. No solo tenemos los antecedentes de las esterilizaciones forzadas, numerosas violaciones a los derechos humanos, matanzas llevadas a cabo por el destacamento Colina, numerosos actos de corrupción por miles y millones de dólares y tenemos ahora, la penetración en algunos niveles partidarios, de capitales provenientes de actividades ilícitas a tal punto que la DEA ha iniciado una investigación en relación a presunto lavado de activos. De lo que yo recuerde en los últimos 30 años nunca se ha suscitado un escenario como este en el que hay una penetración de narcotráfico en la política. Yo no entiendo que haya gente que apuesta por una organización política con estas características.
—¿No cree que la revelación del caso Ramírez pueda abrir los ojos de los ciudadanos?
—Yo espero que la ciudadanía se percate del peligro. No solamente se trata de este proceso electoral. Aquí lo importante es nuestra subsistencia como país. El narcotráfico, el lavado de activos, el crimen organizado pone en peligro nuestra viabilidad, nuestro desarrollo económico. Es una situación verdaderamente dramática y lo digo sin ningún tipo de apasionamientos ni parcialidad con una opción política. Lo que más preocupa es que la señora Fujimori se haya demorado más de 20 meses con el caso Joaquín Ramírez. Es una figura extraña. Dar un paso al costado. No es retirado del partido. No ha sido expulsado. En realidad, sigue en el segundo piso del local de La Molina. Sigue trabajando intensamente. Se sigue usando su local, sus unidades vehiculares, etc.
—¿Cree usted que Keiko Fujimori se hubiera lanzado a la presidencia si su padre no estuviera preso? ¿Cree que es candidata porque quiere limpiar de algún modo su apellido y eso pasa por liberar a su padre?
—Lo que yo sé es que ellos acordaron en el 2013, en la sede de la Diroes, que la candidata iba a ser Keiko en el 2016 y Kenji Fujimori en el 2021. Ese era el acuerdo establecido, por eso, Kenji reclamó. Reclamó porque ese era la decisión en ese partido familiar, de esa especie de dinastía que ellos han establecido, con una sucesión sin ninguna regla democrática, sin niveles partidarios.
—¿El caso Joaquín Ramírez es un ejemplo de falta de democracia?
—Claro. El señor Joaquín Ramírez, hasta donde yo sé, se inscribió en el partido Fuerza Popular en el 2010 y sin ninguna trayectoria al año siguiente ya era secretario general. ¿Cómo así? En todo caso, si usted quiere un líder en esa organización podemos hablar de la señora Moyano, Salgado, Cuculiza o Aguinaga, es decir, gente que tiene una trayectoria política dentro del fujimorismo.
—¿El principal objetivo de Keiko es liberar a su padre?
—Creo que el objetivo central de ellos, una vez tomado el poder, es liberar a Alberto Fujimori. Es su objetivo político fundamental. Conocido los resultados de la primera vuelta se le salió a una fujimorista que iba a salir por la puerta grande.
—¿Ustedes cómo piensan afrontar los graves problemas de corrupción?
—Nosotros hablamos de una reforma integral del sistema de justicia. Hablamos que tiene que reforzarse las actividades de los procuradores, de los fiscales, de los jueces y también del personal auxiliar. Los secretarios, lo relatores, los secretarios de juzgados son piezas fundamentales en la administración de justicia. Necesitamos una política transversal de todas las instituciones del Estado para enfrentar a un enemigo muy grande que es la corrupción.
—¿Cree que el equipo de PPK logre concretar todas estas propuestas?
—Existe un compromiso serio de parte nuestra de combatir de manera directa el crimen organizado, el delito, el narcotráfico. Además del compromiso del equipo, está el compromiso claro y contundente de Pedro Pablo Kuczynski, quien ha señalado que liderará personalmente la lucha contra la corrupción. Si el Presidente de la República lidera la lucha contra la corrupción las cosas no se quedarán frenadas. Habrá otro fenómeno.
ANTE LA OPCIÓN TOTALITARIA Y ANTIDEMOCRÁTICA
Mi reto actual es contribuir al triunfo de la democracia
—Después de la sentencia a Fujimori, para la que usted jugó un rol decisivo como fiscal, usted declaró que no tenía interés de ingresar a la política. ¿Qué lo animó a ingresar en este terreno?
—Lo dramático y el momento difícil que está viviendo el país. La amenaza del retorno de una opción política que le hizo mucho daño al país, daño del cual el Perú no se ha logrado restablecer por completo. Es una opción que significa delito permanente, impunidad total, la violación sistemática de derechos humanos, etc. En un momento así uno no puede ser indiferente.
—Si PPK le pediría que se encargue de la cartera de Justicia, ¿aceptaría el reto?
—Eso es algo que yo evaluaría más adelante. Yo quisiera que se entienda que mi aporte, mi voz, mi presencia en esta segunda vuelta es con un afán de servir al Perú ante la irrupción de una amenaza. Yo no persigo nada a cambio. No espero nada. Yo ya he cumplido cerca de 32 años de función pública. Como fiscal considero que he brindado los mejores años de mi vida a la administración de justicia y yo me siento satisfecho con lo que he aportado. Lo que suceda más adelante lo dejo en manos de Dios. Mi reto actual es contribuir al triunfo de la democracia frente a la opción totalitaria y antidemocrática.

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