sábado, 27 de junio de 2015

La larga lucha por la igualdad

La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo constituye un hito histórico en la larga lucha por la defensa del derecho a la igualdad de las personas.
 
Debido a la influencia global de Estados Unidos, este fallo tendrá un efecto positivo en muchas partes del mundo que aún prohíben el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluyendo los catorce estados de ese país que ahora tendrán que reconocerlo y validarlo.
 
Pero esta sentencia también es histórica por las reacciones políticas positivas que han surgido en Estados Unidos, las cuales contrastan con las voces retrógradas como las que en el Perú se oponen, con argumentos deleznables, al derecho de las personas a ser iguales ante la ley.
 
Para no ir muy lejos, el discurso pronunciado ayer por el presidente Barack Obama constituye una pieza oratoria valiosa en el esfuerzo de esa lucha por el derecho a la igualdad, y contrasta de un modo estridente con la ambigüedad con la que el presidente Ollanta Humala se maneja en el tema, siendo evidente que está en contra del  matrimonio entre personas del mismo sexo.
 
Lo que en esencia planteó Obama es que apoya ese fallo porque Estados Unidos se fundó sobre el principio de que todos son creados como iguales, y que, por lo tanto, “todas las personas deberían ser tratadas de igual manera, sin importar quiénes son ni a quiénes aman”.
 
Por ello, una sentencia como la que acaba de emitir la Corte Suprema constituye, como lo destacó Obama, “una victoria para las parejas gays y lesbianas que han luchado tanto tiempo por sus derechos civiles”, pero “también significa una victoria para América (pues) cuando todos los americanos son tratados por igual, todos somos más libres”.
 
En realidad, no solo en Estados Unidos todos los ciudadanos –no solo gays y lesbianas– son hoy más libres que ayer, sino que la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en ese país ayudará a que en todo el mundo se debiliten los argumentos retrógrados y contrarios a la libertad que siguen dominando a los legisladores y personas que influyen en estas decisiones.
 
Porque, vamos, para hablar con claridad, qué diferencia oír a un presidente como Barack Obama al referirse a estos temas fundamentales para la libertad y la dignidad de los ciudadanos, y escuchar al presidente Ollanta Humala, a los congresistas Juan Carlos Eguren y Martha Chávez, entre muchos otros, o al cardenal Juan Luis Cipriani.
 
La lucha por la igualdad de las personas es larga y compleja pero, más temprano que tarde, se acabará imponiendo frente a sus obstáculos.

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