sábado, 6 de diciembre de 2014

CRECER A GOLPES

Reflexiones sobre nuestras amenazadas y precarias democracias latinoamericanas

Lo recuerdo como si fuera ayer. Me esta­ba duchando para ir a clases de topogra­fía cuando mi mamá me gri­tó desde el pasillo: “¡Gol­pe militar! ¡Golpe militar! ¡Está hablando Allende por la radio!”.

En los meses previos, los opositores habían he­cho cientos de llamados a derrocar al gobierno y los más fanáticos les tiraban maíz a los militares para decirles que eran unos ga­llinas. El gobierno denun­ciaba a los sediciosos que conspiraban para destruir la democracia y derrocar al presidente elegido por el pueblo.

Tanto se hablaba de gol­pe que parecía puro bla­blablá. Al salir de la ducha, Allende estaba terminan­do en la radio su último dis­curso sobre las grandes alamedas. Al poco rato su­bimos al techo para ver a los aviones de la Fuerza Aérea bombardear el pala­cio de La Moneda. Una en­trañable costumbre chile­na, cuando nos juntamos a conversar, es recordar y contar dónde estábamos para el último terremoto.

“CUARENTA AÑOS DE  ALLENDE Y PINOCHET”
Para quienes somos ya viejos, esa costumbre in­cluye también recordar dónde estábamos para el golpe militar. Esa muy chi­lena costumbre es lo que rescata Diego Fonseca en Crecer a golpes, una anto­logía de crónicas y ensayos de América Latina “a cua­renta años de Allende y Pi­nochet”.

El libro, publicado re­cientemente por Penguin Random House, reúne tex­tos de 13 narradores y pe­riodistas, en su mayoría latinoamericanos, que es­criben sobre sus experien­cias personales, sus opinio­nes, su nostalgia, tomando como punto de partida el golpe militar que a los chi­lenos nos trajo -entre mu­chas otras cosas- 17 años de Augusto Pinochet.

Fonseca, periodista ar­gentino y ex editor de esta revista (Lifestyle), pergeñó el libro, reunió a los auto­res y editó sus textos, des­plegando un oportuno aba­nico de ideas y vivencias que hablan de lo que pudo haber sido y no fue, de la constante manipulación y reescritura del pasado, de la recurrente tragedia del voluntarismo mesiánico, de la casi imposible tarea de construir el futuro.

“PROBLEMAS IDEOLÓGICOS”
El novelis­ta cubano Leo­nardo Padu­ra escribe que recuerda perfecta­mente el 11 de setiem­bre de 1973, con la misma fuerza que recuerda una noche de junio de 1983, cuando fue despedido de la revista donde tra­bajaba, acusado de tener “problemas ideológicos”. El presente cubano, re­flexiona con desencanto, no se parece en nada al fu­turo soñado en el pasado.

Para el célebre perio­dista estadounidense Jon Lee Anderson, quien vio las imágenes del golpe mi­litar chileno por las pan­tallas de la BBC, la caída de Allende fue “otro duro golpe a la esperanza”. Su crónica, que mezcla la vi­vencia personal con opi­nante descripción de la política exterior estadou­nidense en los últimos años, enumera los nume­rosos errores y escasos aciertos de las acciones y las inacciones de Estados Unidos en el mundo.

HAWKER HUNTER
El libro tiene crónicas y ensayos que aprovechan el golpe chileno para hablar de los últimos 40 años en 11 países, incluyendo a la Argentina, Brasil, Colom­bia, España, México, Perú y Venezuela. También hay, claro, una crónica de Chile. El periodista y empresario chileno Patricio Fernández cuenta, a toda velocidad, su infancia, adolescencia y juventud en el espejo cam­biante de la realidad políti­ca chilena.

Al leer Cre­cer a Golpes, yo vuelvo a mi propio 11 de se­t i e m b r e de 1973, mi r a n d o el humo sa­liendo del pa­lacio de La Mone­da tras el bombardeo de los Hawker Hunter. Y los largos años que siguieron: casi dos décadas de cere­monias unánimes, de vi­vas y mueras prefijados que yo no podía anticipar y prefiero no contar. Borges escribió que un buen libro debe ser al mismo tiempo un mapa del mundo y un espejo. A su manera, Cre­cer a golpes consigue ser ambas cosas.

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