martes, 3 de mayo de 2016

OPINIÓN | Julio Schiappa: Mal de rabia

Por: Julio Schiappa

Estos días una epidemia de rabia humana pare­ce haberse apropiado del proceso electoral.

Entre los cuyes, mascotas, usualmente pacíficas, el cali­bre de las frases estos días ha sido del tipo: “no somos patio trasero de peruposibilistas”, “se va a tener que tragar sus palabras”, “le ha dado patale­ta”, “neofujimorista”. Todo por una desatinada lista de voce­ros que excluía al fundador de Peruanos por el Kambio, Sal­vadorHeresi, yaGilbertViole­ta, secretario político del can­didato presidencial.

Desde predios naranjas, donde el ADN parece dicta­torial, se lanzaron dardos con­tra PPK tales como “lobista”, “viajas para arreglar tu nacio­nalidad”, “firmó el contrato del gas de Camisea y ahora quie­re cambiarlo”, toda una voce­ría de callejón inédita por su violencia.

También los ataques contra los naranjas iban desde “Keiko es una m…”, “familia de asesi­nos”, “ladrones y corruptos”, entre otras lindezas, dictadas por colectivos que no saben si proponer el voto democráti­co o en blanco frente al parti­do fujimorista. Finalmente, el genial Kenji Fujimori hizo ol­vidar tanto agravio, al criticar a su hermana por una inex­plicable candidatura suya el 2021. Armó un boche que fue la delicia del antifujimorismo, y que parecería tumbar un par de puntos en las encuestas a Fuerza Popular. Papá Alber­to lo llamó a la Diroes y le apli­có un catana verbal que obli­gó a su unilateral renuncia (de Kenji) a ser candidato el año del bicentenario.

Haciendo un diagnóstico de brujo de la ola de rabia verbal y mental antes descrita, hay tensiones psicológicas que afectan a candidatos y par­tidarios por el reciente em­pate electoral diagnosticado por el psicólogo clínico Her­nán Chaparro, director de la germana encuestadora GfK. ¿Será un complot del gremio de loqueros para ganar clien­tela entre los políticos?

La ola de rabia, dicen otros rabiólogos , parece tener su origen en las descomunales tensiones vividas durante una primera vuelta, que dejó fue­ra a dos candidatos presiden­ciales, que empezó con 20 y terminó con 9 partidos par­ticipantes, que implicó anu­lar decenas de candidaturas al Congreso, incluyendo un desastroso debate, que cul­minó en despelote.

Seamos caritativos, los po­líticos (a veces) son también seres con sentimientos hu­manos. Si ve a uno, cómprele valeriana, impida que el mal de rabia se disemine por la nación.

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