miércoles, 11 de octubre de 2017

No al mundial del abuso

César Lévano
Diversos comentarios aseguran que el presidente tiene listo el indulto para Alberto Fujimori y que piensa usar la euforia futbolística como cortina de humo para encubrir su maniobra. Si la selección venciera al equipo de Colombia, el insulto presidencial se aceleraría.
Muy grave y de consecuencias imprevisibles es si eso ocurriera. Porque no son leves los delitos por los que ha sido condenado Fujimori a 25 años de prisión: asesinato de un profesor y nueve alumnos de la Universidad de La Cantuta y la matanza de un grupo de humildes vecinos de un solar de Barrios Altos.
Ambos crímenes fueron cometidos por el Grupo Colina, que actuaba bajo las órdenes directas de Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos. En los dos casos se asesinó a inocentes. No existe ninguna prueba de que las víctimas de La Cantuta fueran terroristas o siquiera militantes de Sendero. La orden de matar provino de Fujimori.
Más tenebroso aún es el hecho ocurrido en un callejón del jirón Paruro, en Barrios Altos. El Grupo Colina mató ahí a 15 personas, entre ellas un niño de ocho años. Los agentes de Fujimori se habían enterado de que en esa finca iba a realizarse una reunión senderista.
La torpeza criminal no se percató de que en ese lugar había en realidad dos fiestas. En la planta baja, la cita era de inquilinos que trabajaban como vendedores ambulantes y que con la reunión querían reunir fondos para reparar servicios de agua averiados.
En el segundo piso sí había una reunión de Sendero. Pero los criminales entraron a matar sin mayores averiguaciones. El primer juez del caso había llegado a esa convicción, pero lo reemplazaron de inmediato. Por mi parte supe pronto la verdad y la publiqué. Una alumna de San Marcos, que era enamorada de un senderista, me enseñó una tarjeta de invitación para la reunión del segundo piso. Los vehículos empleados para la operación estaban asignados a Palacio.
En esos dos episodios se pintan de cuerpo entero los métodos de abuso e injusticia, de guerra sucia, del cobarde que ordenaba matar y que así fomentó el terrorismo de Sendero, y que se hace pasar como el gobernante que acabó con el terrorismo.
Por hechos como esos, estallaría la cólera, no solo de las víctimas, si PPK indulta al personaje que tiene muchas deudas por sus delitos contra los derechos humanos y sus latrocinios.

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