sábado, 16 de mayo de 2015

Gran transformación

Un discurso crucial que le faltó a Ollanta Humala.
La crisis en Arequipa por el proyecto minero de Tía María ha servido, entre muchas otras cosas, para volver a recordar la gran transformación personal experimentada por el presidente Ollanta Humala con relación a los tiempos en los que era candidato a serlo.
Tía María ha sido, como lo fue Conga al inicio del lustro, o como muchas otras iniciativas promovidas por su gobierno, una expresión más del tremendo cambio –o ‘cambiazo’, como dirían los disconformes con esta modificación– que realizó Ollanta Humala en su forma de ver, entender y actuar en materia de políticas públicas.
Entre la primera y la segunda vuelta del año 2011, Humala cambió la Gran Transformación (GT) por la Hoja de Ruta (HR), y la mayor sorpresa para muchos fue que, cuando ganó la presidencia, no volvió al plan inicial sino que se apegó al que lo reemplazó. 
Lo primero que habría que decir es que fue una suerte para el país que eso ocurriera, es decir, que Humala cambiara de un modo tan radical, aunque es cierto que esta conclusión no es compartida por todos.
Para este columnista, al menos, si Humala hubiera gobernado el país con el plan de la GT –casi el mismo con el que postuló en el 2006–, el Perú se habría desbarrancado del modo como le ha ocurrido a la Venezuela chavista.
Pero también podría decirse que no sería estrictamente correcto decir que Humala engañó al elector, pues si bien en la primera vuelta del 2011 proclamó a la GT como su fuente de ideas, al darse cuenta de que ese esquema no le alcanzaba para pasar del 30% inicial al 50% necesario para ganar la presidencia, su candidatura introdujo una serie de cambios sustantivos. Así, la mitad del país que votó por él lo hizo con un conocimiento razonable de la mutación que se había producido.
Es obvio, sin embargo, que al 30% que votó por Humala en la primera vuelta, ya puesto en el escenario de la segunda contra Keiko Fujimori, le era muy complicado dar el salto a elegirla frente al ‘nacionalista’ no obstante el cambio de plan.
Y también es cierto que el libreto de segunda vuelta de Humala –bien estructurado por Luis Favre– era lo suficientemente alambicado con el fin de tener el cuidado de no perder al votante de la primera vuelta y conquistar al elector adicional para lograr el triunfo final en la segunda.
Así, quizá al presidente Humala le faltó construir, una vez instalado en Palacio, un discurso que explicara correctamente la gran transformación personal que él experimentó en su forma de ver el mundo, una explicación al país y a su bancada que le hubiera permitido un mejor entendimiento y aceptación de las políticas de su gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario