Por: Juan Carlos Tafur
Según la última encuesta nacional de Ipsos, los indecisos son aún importantes. Un 14% del total vota blanco/viciado y un 5% no precisa su intención de voto.
Es alto. El 2011, en la segunda vuelta electoral, votó blanco y viciado solo el 6.2%. Si se repite la tendencia habría un 8% de votantes que cambiará su actual postura abstinente o de rechazo, en favor de alguno de los dos contendores de la segunda vuelta.
Si se trata de ubicar dónde está ese bolsón de votantes, hay varios núcleos a subrayar. Entre Lima y el interior, es mayor el número en el interior del país (22% versus 12%). Y en el interior rural (25%) es mayor que en el interior urbano (22%).
Por regiones, la zona del país más refractaria a decidirse es el sur, con un gigantesco 22% blanco/viciado y un 8% que no precisa, un 30% de los electores aún sin tomar una posición en favor de Keiko Fujimori o Pedro Pablo Kuczynski.
Por niveles socioeconómicos, el D es el más reticente. La suma de blancos/viciados y no precisa, es apenas 7% en el sector A, en el B 10%, en el C 17%, en el D 25% y en el E 24%. Por edades, los peruanos entre 40 y 70 años son los menos decididos (15% blanco/viciado y 6% no precisa).
Si nos preguntamos cuál de los dos candidatos anda en mejor pie en el esfuerzo de conquistar ese electorado, habría que decir que la búsqueda de una ubicación antiestablishment y cercana al mundo informal claramente le ha dado ventajas a Keiko Fujimori respecto del juego más clásico de PPK, aunque éste parece haber despertado, enarbolando temas como la lucha anticorrupción, munición muy poderosa si logra lanzarla contra el statu quo evitando desplegarla como sofisticación cívica.
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