Por: Jorge Villena
El principal rival de Keiko Fujimori es el antifujimorismo. Si el mayor atributo de su candidatura es llevar el apellido de su padre, esto es al mismo tiempo su inmenso pasivo.
El antifujimorismo representa un fuerte y bien organizado movimiento social que está principalmente instigado desde la izquierda, pero va más allá. Por eso, es frecuente ver cómo la izquierda, equivocadamente, ha creído que para tener éxito, se necesita ser solamente antifujimorista.
El antifujimorismo no necesita que PPK haga declaraciones de repudio, deslindes, hojas de ruta o algo parecido; harán algunos disfuerzos y pataletas, pero, al final, votarán disciplinadamente contra el fujimorismo. En este caso, por PPK, así que este no debe preocuparse por hacer mayores concesiones.
Keiko Fujimori ha mejorado su desempeño público y a su organización política, pero no sabemos si lo suficiente como para vencer al antifujimorismo. Si algo ha demostrado desde el 2011, es una gran disciplina: saben que un error puede costarles la elección; por eso, la misma Keiko calcula bien su aparición en medios, evita la sobreexposición y hace declaraciones que, se nota, han sido fríamente estudiadas. Incluso ha hecho tanto ‘media training’ que ha perdido naturalidad y parece que se ha memorizado el balotario de preguntas.
A Keiko se le nota con hambre de triunfo: no ha dejado de hacer campaña y organizar su partido desde que perdió la segunda vuelta hace 5 años, no hace viajecitos de descanso al extranjero, no tiene feriados o festejos, y ha invertido millones sembrando estructura partidaria, que le ha servido para cosechar un 40% de los votos en esta primera vuelta, lo cual le garantiza que en los próximos cinco años, gane o pierda, el fujimorismo va a gobernar.
A diferencia de PPK, para ganar esta elección, Keiko Fujimori solo depende de ella misma, de mantener el ritmo de trabajo que ha venido desarrollando y de tener la disciplina necesaria para no alterar el orden en su campaña.
El principal desafío de Keiko será convencer al Perú, pero, sobre todo, a su propia organización. Ya no pueden ni deben ser lo que fueron en los noventa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario