martes, 4 de abril de 2017

Fujimori:Un golpe para robar y matar

El 5 de abril significó crímenes de lesa humanidad, precarización laboral, atraso económico, corrupción galopante, narcoestado. Hasta Luz Salgado dice: cinco de abril nunca más.
Con el cuento chino de la reconstrucción nacional, el golpe del 5 de abril de 1992 de Alberto Fujimori, del que mañana se cumplen 25 años, y su siamés político Vladimiro Montesinos no solo significó el cierre a la mala del Congreso sino también la intervención del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Ministerio Público y la reestructuración de la Contraloría.
Fue el inicio de la imposición brutal del neoliberalismo; para lo cual, la dictadura cívico militar hizo una Constitución a su medida sobre todo en el campo económico, instaló un Congreso obediente al Ejecutivo y entregó las instituciones a gente dispuesta a cumplir las órdenes de los que manejaban el poder: Fujimori y Montesinos.
Para que la ciudadanía no se entere de sus intenciones reales, el dúo dictatorial, que tenía un plan de largo plazo que se sigue aplicando hasta la actualidad con la pretensión fallida de volver al poder, ató las manos de la prensa independiente y envileció casi todo el periodismo con prensa chicha, sobornos, coimas, amenazas y muertes.
El pueblo, que también se equivoca en política, aplaudió las medidas de los farsantes al inicio; pero, en la medida que se caía el país así como la máscara del dúo ahora preso, gracias a los pocos medios de prensa que resistieron de manera valiente, los ciudadanos expulsaron a Fujimori y Montesinos, quienes ya habían saqueado al país y mandado a matar estudiantes, campesinos y otros opositores.
Fueron unos traidores, dice Máximo San Román.
Fueron unos traidores, dice Máximo San Román.
SALTO AL VACÍO
Aquel cinco de abril de 1992, Máximo San Román, actual asesor del presidente Pedro Pablo Kuczynski, era el primer vicepresidente de la República, pero no estuvo de acuerdo con el golpe de la infamia.
Ahora, después de casi 25 años del hecho, San Román dijo al diario UNO que el golpe de Montesinos y Fujimori fue una traición al país y un salto al vacío.
“Nosotros habíamos recibido un país en quiebra, un país paria en el contexto internacional, era un país perromuertero porque el gobierno de Alan García se había rehusado a pagar la deuda externa. El cinco de abril íbamos a recibir el primer cheque de 480 millones de dólares, gracias al sacrificio del pueblo peruano que había soportado un ajuste tan dramático. Habíamos logrado reinsertarnos en la economía mundial y empezaba el flujo de recursos para reconstruir nuestro país que después del gobierno de García era inviable. Íbamos a hacer todas las obras que habían quedado inconclusas hace años. Se habían descongelado ya los créditos”, declaró.
Manejó los hilos del poder desde el inicio.
Manejó los hilos del poder desde el inicio.
TRAICIÓN A LA PATRIA 
Indicó que, en ese panorama, la acción de Fujimori y Montesinos fue irresponsable. “Una traición a la patria, porque hasta esa fecha el Congreso, en el que no teníamos mayoría, con el apoyo del Fredemo (frente que había postulado a Mario Vargas Llosa a la presidencia), le dio todas las herramientas al gobierno para cambiar nuestro país. Eliminamos todos los obstáculos que impedían el desarrollo de nuestro país. Tuvimos las delegaciones de facultades que habíamos solicitado”.
“Dimos más de 140 leyes para modernizar al país, firmamos los convenios de tratados internacionales para proteger la inversión, dimos leyes para promover el empleo y para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo; y una vez que se promulgaron las leyes, lastimosamente, el gobierno de Montesinos y Fujimori dieron este salto al vacío cuando ya habíamos logrado, en democracia, poner las reglas claras para poder sacar a nuestro país al desarrollo”.
NUNCA MÁS 
San Román, quien después del golpe trató de tomar las riendas del gobierno, manifestó que la acción de Fujimori y Montesinos se dio cuando ya se había logrado poner en piloto automático al país para que ningún gobernante irresponsable se atreva a manejar mal la economía del país.
“Yo espero que nunca más vuelva a ocurrir lo que pasó el 5 de abril, porque, lastimosamente, el pueblo fue engañado. Montesinos y Fujimori, aprovechando la cercanía con los dueños de los medios de comunicación, desinformaron a la población para cometer sus actos y desconociendo los aportes que en democracia hizo el Congreso de aquel tiempo a favor del desarrollo de nuestro país”, refirió.
El 5 de abril de 1992 significó para San Román la ruptura definitiva con Fujimori y Montesinos. “Yo no iba a aceptar jamás seguir lo que hicieron Fujimori y Montesinos. Fue una gran arbitrariedad, cuando ya se conocía de los antecedentes de Montesinos, que era traidor del país y abogado de narcotraficantes, que luego se convirtió en el más grande corruptor de la historia del Perú”, anotó.
FUE PARA OCULTAR CORRUPCIÓN 
El analista Alberto Adrianzén dijo al diario UNO que el golpe cívico-militar se hizo para ocultar la corrupción pero, sobre todo, para llevar adelante un proyecto neoliberal que debía ser apoyado por un sector de las Fuerzas Armadas.
“En ese sentido fue el inicio de un régimen autoritario que buscaba disciplinar a los trabajadores flexibilizando el mercado laboral. Nos impusieron las AFP que ya funcionaban sin éxito en otros países, la privatización del Estado y la construcción de un Estado mafioso que pretendió perpetuarse en el poder.
Precisó que tras el golpe nuestra economía se hizo más primario exportadora y mucho más dependiente. “Me atrevería a decir que fue también, finalmente, un nuevo militarismo”, apuntó.
NARCOESTADO 
Jaime Antezana, especialista que sigue de cerca casos de narcotráfico que abundaron en el fujimorato, dijo al diario UNO que el golpe significó la conversión del Estado peruano en una suerte de narcoestado.
“El golpe significa la instauración de un período dictatorial y autocrático, donde las instituciones fueron destruidas y pervertidas, y, entre 1990 a 1996, simultáneamente la conversión, por primera vez, del Perú en un narcoestado”, declaró.
“Es fundamental reconocer no solo el carácter dictatorial del régimen postgolpe sino también el narcoestado que encarnó el fujimontesinismo. Hubo concentración de los poderes para, vía la negociación de cupos (narcodólares) para poner al servicio de los carteles colombianos (Medellín y Cali) y los narcotraficantes nacionales el aparato estatal”, indicó.
“Hubo cobro de cupos por militares a los narcovuelos en el Vrae, Alto Huallaga, Huallaga Central, Bajo Huallaga, Padre Abad y Coronel Portillo (Ucayali); el uso del avión presidencial, y otros cuatro aviones de la FAP identificados, para el envío de cocaína a los Estados Unidos y Europa; el envío de cocaína en dos barcos de la Marina, que fueron detectados en el puerto del Callao y Vancouver (Canadá); son algunos de los datos que corroboran que, entre 1990 y 1996, el Perú fue un narcoestado. El golpe de Estado tuvo también ese objetivo.
LO QUE DIJO FUJIMORI 
Fue un domingo aciago
Fue un domingo por la noche en que Fujimori dio su mensaje demoledor para el país. Antes de soltar las medidas, tomó un sorbo de agua ya en el aire y dijo: “Como presidente de la República, he constatado directamente todas estas anomalías (había hecho un falso diagnóstico antes) y me he sentido en la responsabilidad de asumir una actitud de excepción para procurar acelerar el proceso de la reconstrucción nacional; por la que he decidido tomar las siguientes trascendentales medidas:”
“Primero: disolver, di-sol-ver temporalmente el Congreso de la República hasta la aprobación de una nueva estructura orgánica del Poder Legislativo la que se aprobará mediante un Plebiscito Nacional.
“Segundo: Reorganizar totalmente el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales y el Ministerio Público para una honesta y eficiente administración de justicia.
“Tercero: Reestructurar la Contraloría General de la República con el objeto de lograr una fiscalización adecuada y oportunidad de la administración pública que conduzca sanciones drásticas para los responsables de la malversación de los recursos del Estado.
“Reitero que, como ciudadano elegido por las grandes mayorías nacionales, solo me anima el deseo de lograr la prosperidad y la grandeza de la nación peruana y ello solo será posible a través de una profunda transformación del Estado y sus instituciones para que estas se constituyan en verdaderos motores del desarrollo y la justicia social”.
Aclara que está contra el golpe.
Aclara que está contra el golpe.
NUNCA MÁS, DICE
Salgado admite que llegó al Congreso gracias al golpe 
Luego de aclarar que un 5 de abril nunca más debe repetirse, la presidenta del Congreso, Luz Salgado, dijo ayer que, antes de ese golpe no era parlamentaria como lo dijo un analista y que nació a la política después, como seguidora de Alberto Fujimori.
“Fujimori convocó, después del 5 de abril, a elecciones inmediatamente, tan es así que yo nazco a la política congresal en el Congreso Constituyente Democrático”, dijo al tratar de decir que hay una diferencia entre lo que hizo Fujimori y con el de Nicolás Maduro porque, dijo, este no ha convocado a elecciones como hizo Fujimori.
“Un cinco de abril nunca más. Lo he dicho en varias oportunidades. Un 5 de abril nunca más. Uno aprende de la experiencia y ahora, con mayor razón, digo que hubiéramos buscado otras alternativas”, indicó.
ARRESTO A OPOSITORES
El golpe también significó el arresto de los opositores a la acción de Fujimori. Hay dos casos emblemáticos por los que ahora Fujimori está pagando prisión.
El cinco de abril detienen al periodista Gustavo Gorriti. Fue encarcelado en el entonces Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE). Ahí estuvo tres días, hasta su liberación gracias a la presión internacional.
El 27 de julio del año del golpe, el empresario Samuel Dyer también fue detenido por la Policía en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, cuando se disponía a viajar a Estados Unidos. Estuvo encarcelado en el SIE por una semana.
ALGO MÁS
A pocos meses del 5 de abril ocurrió el crimen de La Cantuta, el 18 de julio de 1992. El Grupo Colina actuaba bajo el mandato de Fujimori y Montesinos. Fueron asesinados un profesor y nueve estudiantes de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. La matanza de Barrios Altos, también por el Grupo Colina, ocurrió el 3 de noviembre de 1991, en la cuadra 8 del jirón Huanta. Murieron 16 entre ellos un niño de ocho años de edad. Por estas masacres, Fujimori ha sido condenado a 25 años de prisión en la cárcel dorada de la Diroes
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