lunes, 2 de mayo de 2016

OPINIÓN | Julio Arbizu: Nunca olvidar

Nunca olvidar
Por: Julio Arbizu

Creo en la solidari­dad, la justicia so­cial, la pluralidad, comovaloresvivos. Creo que esos valores están anclados al concepto de ciuda­danía. Por eso, solo en la me­dida que todos nos sintamos ciudadanos con igualdad de derechos ante la ley, esos va­lores cobran sentido. Por eso cuando hablo de lucha con­tra la corrupción me empeño en sostener que cada conduc­ta antiética o corrupta en la administración pública vulne­ra derechos fundamentales y obliga al Estado a abdicar de su obligación de proveerlos y asegurarlos. Creotambiénque esos valores están sentados sobre la base de la empatía. Mirar al otro como uno mis­mo, escribíaRicoeur. Creoque dejar que todo eso suceda al azar o al albedrío del merca­do es una enorme irrespon­sabilidad. También creo que el discurso de la necesidad de la inversión privada a costa de todo se ha convertido en un peligroso lugar común que ha empezado a invisibilizar una cantidad de conquistas ciu­dadanas y también de nece­sarias herramientas contra la corrupción, como por ejem­plo el control de las contrata­ciones estatales. Creo que el extractivismo como panacea de desarrollo es otro discur­so vacío que impide la diver­sificación de nuestra econo­mía para dejar de depender del precio cíclico de las ma­terias primas.

Por eso es que el escenario electoral me parece sombrío. Los dos candidatos que dispu­tarán la segunda vuelta repre­sentan precisamente todo lo contrario. Son los principales portavoces de un empresa­riado irresponsable que, en­tre otras cosas, por ejemplo, ha impedido la promulgación de una efectiva ley de respon­sabilidad penal de la perso­na jurídica.

Sin embargo, y es porque esto ya ha pasado, mucho más nocivo es un modelo que a todo eso le sume el autoritarismo, el crimen de Estado y la co­rrupción sistémica. El retor­no de ese escenario es mu­cho más que una derrota, es la afirmación de que es posible que un país devastado y diez­mado por el terror de Estado y su captura, que se había li­berado de esos yugos, vuel­va a elegir al proyecto político que les dio cabida, y que tie­ne como su candidata a quien no ha deslindado de ellos. Ja­más votaría por el fujimoris­mo por esa razón y por eso mi oposición es enérgica e im­placable.

Por esa razón votaré por PPK en esta segunda vuel­ta. Con reparos y con preo­cupación, pero nunca con re­signación. Votaré pero, eso sí, desde el día siguiente me man­tendré alerta para fiscalizar lo que haya que fiscalizar. Para denunciar y luchar desde las calles si es necesario.

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