sábado, 10 de enero de 2015

Libertad y libertinaje

Porque es mejor morir de pie que vivir de rodillas.
Más allá del amplio repudio al ataque terrorista a la redacción de Charlie Hebdo, algunos se preguntan si estos periodistas fueron, por su temeridad, los arquitectos de su propia muerte.
¿Charb, Cabu, Tignous y Wolinski fueron, con sus caricaturas, ‘más allá de lo razonable’ pues estas agraviaban a los musulmanes, especialmente cuando la intolerancia no para de crecer, en muchas formas, en el mundo y en el Perú?
Es un argumento que debe ser rechazado pero que se puede entender en personas alejadas del mundo de los medios o entre quienes suelen observar al periodismo como un oficio que subvierte el orden y que, por lo tanto, debe ser controlado.
Es la diferencia que esos sectores –usualmente críticos, en general, del periodismo– suelen establecer entre libertad y libertinaje.
Según el DRAE, la primera es la “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”, mientras que la segunda es el “desenfreno en las obras o en las palabras” o –algo relevante en el contexto de este debate– la “falta de respeto a la religión”.
Lo interesante es que la libertad nunca va separada de la responsabilidad que uno tiene por sus actos.
Pero sería un grave error concluir a partir de ahí que los periodistas de Charlie Hebdo fueron los responsables de su muerte.
Los responsables fueron los terroristas de Al Qaeda y la intolerancia religiosa que los invade, al punto de creer que su punto de vista es el que debe primar en todo el mundo.
Charlie Hebdo también era irónico con el judaísmo y el catolicismo.
El límite de la libertad de expresión no puede ser otro que la ley, por lo que cualquier persona que se sienta agraviada por los textos o ilustraciones de un periodista debe recurrir a las cortes para que se haga justicia. Lo que no se puede hacer es matar al supuesto agresor.
Por ello, tenía razón Charb cuando, en una entrevista en la que le preguntaron sobre las caricaturas del semanario Charlie Hebdo que dirigía, dijo que “Mahoma no es sagrado para mí. Yo no culpo a los musulmanes por no reírse de nuestros dibujos. Yo vivo bajo la ley francesa. Yo no vivo bajo la ley del Corán. Puede sonar un poco pomposo pero prefiero morir de pie que vivir de rodillas”.
Gracias a los periodistas de Charlie Hebdo, quienes ofrecieron su vida por su oficio, es que puede haber libertad de expresión.
Por ello, todos los periodistas debemos estar agradecidos con gente como la de esa redacción, y la mejor manera de hacerlo es no dejarse vencer nunca por los que les gusta usar el término libertinaje para asesinar a la libertad de expresión.

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