viernes, 2 de enero de 2015

La debilidad del Gobierno

Una clave para entender el año político que empieza no deja de ser, por obvia, relevante: la debilidad política del gobierno del presidente Ollanta Humala.
Varias expresiones dan cuenta de dicha debilidad pero las más recientes son dos. Por un lado, el caso Martín Belaunde Lossio, esa gran piedra en el zapato del gobierno durante el año pasado y que, como indican los eventos alrededor de su no captura, también lo será durante el 2015, quizá de un modo más grave.
El parte de situación de este enredo es que Belaunde Lossio está hoy en Bolivia bajo una situación legal que podría llevar a que su eventual captura y retorno al Perú para ser procesado demoraría quizá todo el primer semestre del 2015.
Belaunde Lossio constituye una gran piedra en el zapato por su vinculación amical con la pareja presidencial y –al margen de ser cierta o no– la sensación generalizada de que, por dicha conexión, ha tenido alguna protección del gobierno.
La única respuesta del gobierno en el momento actual es concretar su detención y regreso al país para ser investigado y procesado pero, mientras ello no ocurra, Belaunde Lossio será una fuente de erosión de la credibilidad del presidente Humala, algo que la oposición va a utilizar como munición política preferida.
La otra expresión reciente de la debilidad del gobierno son las marchas contra la ley de empleo juvenil, lo cual da cuenta de cómo un buen proyecto de política pública se vuelve, por una implementación política improvisada y no bien pensada, en un bumerán que acaba mellando al gobierno, algo de lo cual se aprovecha la oposición, incluido el sector que normalmente habría aplicado medidas similares a esa de haber estado en el gobierno.
Es evidente, sin embargo, que si Ollanta Humala estuviera hoy en la oposición, y el gobierno –cualquiera que fuera– hubiera aplicado una ley como esa, él habría tratado de ponerse a la cabeza de la protesta contra dicha iniciativa.
Hay más factores que debilitan al gobierno en este 2015 que será, en los hechos, el último en el que la presidencia de Humala podrá manejar propuestas porque luego, entre el tramo final de la campaña electoral, y con su reemplazante ya elegido, su capacidad de acción será menor.
Desde una economía que todavía no se acelera como debiera, hasta un desbande en la bancada oficialista en el Congreso, entre otros.
Todo esto no quiere decir, sin embargo, que, por su debilidad, el gobierno se tire atrás en las iniciativas que le corresponde poner en marcha. Solo significa que, si quiere que estos doce meses que empiezan no sea un período perdido, debe planear mejor la estrategia política de sus políticas públicas.

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