domingo, 23 de marzo de 2014

Nueva mayoría

Oposición puede juntar 70 votos contra el gobierno.
La compleja crisis política de la semana pasada se superó pero solo en la superficie, pues los problemas que la causaron siguen vigentes y podrían agravarse en un año marcado por varios hechos que pondrán a prueba la estabilidad política del país.
Desde el lado del gobierno, esos problemas son tres: un poco institucional proceso de toma de decisiones, la forma como la Primera Dama se inserta en el mismo, y la bajísima capacidad de operación política de la presidencia de Ollanta Humala.
Esto coincide, desde el lado de la oposición, con la necesidad de un sector de esta de debilitar al gobierno para el cumplimiento de sus objetivos o por un carácter defensivo, es decir, para detener el embate que perciben que viene desde Palacio.
Los tres problemas del gobierno mencionados antes explican la traumática y singular experiencia que vivió con un gabinete que no obtendría el voto de confianza. El hecho de que recién se diera cuenta de este riesgo cuando caía la tarde de ese día constituye una expresión evidente de su impericia política.
Ello también se refleja en su dificultad para aprovechar políticamente un hecho como ese. Por ejemplo, como apuntó Juan De la Puente esta semana en esta página, para rápidamente interpretar que la primera votación de esa noche constituía una censura, actuar en consecuencia y designar un nuevo gabinete con la notificación implícita al Congreso del riesgo que corría si en el futuro hacía lo mismo.
Pero eso requiere sagacidad para interpretar un realidad cambiante y para diseñar, sobre la marcha, nuevos planes. Nada de eso parece haber cambiado en el gobierno.
Pero lo que sí cambió la semana pasada está en la otra orilla, en la oposición, la cual se ha dado cuenta de que, en determinadas circunstancias, en ciertos temas, puede juntar más de setenta votos para poner al gobierno contra las cuerdas. Una especie de nueva mayoría móvil.
En un año muy político como el 2014 –megacomisión,  elecciones regionales y municipales, baja popularidad del gobierno–, la previsión de que este ya no va a ganar todas las votaciones en el Congreso, como hasta ahora, es un dato clave que debiera tomar en cuenta si no quiere correr el riesgo de ser arrinconado en varios momentos decisivos.
Por ejemplo, a cuatro meses vista, es obvio que el gobierno de Humala ya no va a ganar la mesa directiva del Congreso en julio próximo.
Por supuesto, la oposición no es monolítica ni coincide en todo y tiene grandes  contradicciones, algo que al gobierno le permitiría una gran capacidad de maniobra, pero eso requiere la capacidad de diseñar y de poner en marcha estrategias políticas, algo que, hasta ahora, no se le ve por ningún sitio

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