domingo, 24 de enero de 2016

Voto presidencial se dispersará en el Sur a falta de opciones de centro izquierda

Históricamente, las preferencias de Arequipa, Cusco, Tacna y Puno fueron de cambio. Candidatos favoritos no reúnen ese perfil, aunque el ‘regionalismo’ de César Acuña podría calar 

Sin alternativa. El voto antisistema que tradicionalmente ha tenido el Sur, todavía no encuentra un candidato definitivo que se gane las preferencias
Sin alternativa. El voto antisistema que tradicionalmente ha tenido el Sur, todavía no encuentra un candidato definitivo que se gane las preferencias.
Redacción Sur
 
El electorado del sur del país históricamente se ha inclinado por una posición centroizquierda, donde el Estado intervenga más en el mercado para paliar la desigualdad y pobreza. Si las encuestas mantienen la tendencia, el próximo Presidente se elegirá entre cinco candidatos alejados de la izquierda: Keiko Fujimori, César Acuña, Pedro Pablo Kuczynski, Alan García y Julio Guzmán. Entonces, ¿qué opción abrazarían los más de tres millones de electores de esta zona del país?
 
 
Los analistas entrevistados para esta nota sostienen que Arequipa, una de las ciudades más importantes del sur, se caracterizó por tener un voto “antisistema y  contestatario”. En el 2000, respaldó a Alejandro Toledo, candidato que se enfrentaba  al  régimen autocrático de Fujimori. En  2001,  ya sin Fujimori en cancha, mantuvo lealtad al  postulante chakano dándole 65% del respaldo. En el 2006, el 48% de los arequipeños votaron por el Ollanta Humala de la Gran Transformación contra la corriente nacional que eligió a Alan García.
 
“En el 2011, el 47% de los electores respaldó a Humala. Si el voto de Arequipa es contestatario y antisistema, en Cusco el perfil del elector es bastante similar. Aunque la tendencia izquierdista está más marcada”, dice el periodista y analista político, Mario Carrión Astete.
 
En la segunda vuelta de las elecciones de 2011, en la región imperial, Ollanta Humala cosechó el 72.1% de respaldo contra el 21% de Keiko. No obstante, según Carrión Astete, en la campaña actual no hay un candidato antisistema que siquiera sintonice un poco con la identidad política de esta región.
 
En ese contexto, dice Carrión, el voto se dispersaría entre Keiko Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski y Julio Guzmán. Encuestas locales muestran esa tendencia: Lidera la intención de voto la candidata de Fuerza Popular, pero no pasa de 15%; mientras que PPK y Acuña empatan, y Verónika Mendoza, congresista de esa región y que lidera la opción de izquierda, alcanzaría el 5%. 
 
En Puno,  no hay militancia pero aún persiste la identificación con la izquierda, esa rebeldía forjada  en vísperas de la  reforma agraria, hace más de cuarenta años, cuando los campesinos se enfrentaban a los gamonales por la propiedad de la tierra que trabajaban.  
 
Otro factor que alejará al elector sureño de  las opciones de izquierda será la decepción generalizada con la gestión del presidente Ollanta Humala, cuyas promesas nunca cumplió, como por ejemplo el rebajar el precio del balón de gas a 12 soles.
 
 Hoy el grueso del voto dado al nacionalismo en el 2011 está en el aire, y no será capturado por  Daniel Urresti, Verónika Mendoza o los otros candidatos proclamados de izquierda.
 
Para el sociólogo José Luis Vargas, esa votación se repartirá entre Alan, Keiko yAcuña,  pero quién podría sintonizar mejor con este elector es el líder de Alianza para el Progreso,  que encarna la filosofía del emprendedurismo y de provinciano exitoso. Sin embargo, dice Vargas, hay cosas que juegan en contra del candidato norteño.
 
“Por ejemplo, decir que gana 50 mil soles lo desfavorece por ser una cachetada para los que ganan un sueldo básico o viven donde campea la pobreza extrema, como Cusco y Puno”, dice.
 
La candidatura de Keiko tiene más aceptación en lugares rurales. Ahí aún está presente, como herencia, el populismo de su padre. En cambio, en ciudades urbanas como Arequipa o en Cusco, su mensaje no cala. En tanto a la candidatura de PPK, que había pegado en los sectores juveniles, la aparición de Guzmán le restará puntos.
 

No es de izquierda

El analista político e historiador, Jorge Bedregal La Vera, tiene una lectura diferente sobre la inclinación electoral del arequipeño. Para él, el voto a Humala en 2011 fue por coyuntura, era la opción menos mala. Si hubiese un voto militante en la izquierda, las candidaturas de Urresti, Mendoza o Vladimir Cerrón tendrían  más opciones. Pero no ocurre eso, y prevé una dispersión.
 
“Dependerá mucho de cómo los candidatos articulen sus mensajes. Su posición sobre Tía María o las inversiones mineras en conflicto serán determinantes. También las propuestas en relación al gasoducto sur peruano y la petroquímica para industrializar el gas, entre otras”, concluye Bedregal.
 
 El analista Nilo Cruz Cuentas tampoco está muy convencido de la posición ideológica del sur. “La  simpatía a la izquierda ocurrió en el pasado, hoy se vive una desideologización, que viene de los partidos y contagió  a los ciudadanos”, refiere.
 
Para el antropólogo social, José Lombardi Indacochea, la aceptación delcandidato presidencial está sujeta a sus aspirantes elegidos para el Congreso. “El fujimorismo no está bien asentado, pero con Alejandra Aramayo a la cabeza del Congreso creo que puede sumar votos”, agrega. 
 
Quedan poco más de dos meses para que los candidatos afiancen sus mensajes para esta zona del país. 

Desde 1933 Tacna vota por la izquierda

Según Edward Villa López, el ex decano del Colegio de Abogados de Tacna, en la región fronteriza desde 1933 hasta 1990 se eligió a candidatos de izquierda.
 
Ahora esa tendencia ha cambiado. En los últimos años se vota por candidatos (caudillos) y propuestas sin contenido ni marco ideológico, basadas en temas básicos de importancia en la solución de sus problemas particulares y sociales (terrenos, agua, servicios básicos). 
 
En la última elección presidencial, dice el analista, Ollanta Humala ganó porque representaba el antisistema, la supuesta lucha contra la corrupción y la nacionalización de los recursos. 
 
El voto tacneño es un voto que refleja el presente, un voto del momento, no consecuente; ello denota una inconsciencia  que se basa muchas veces en cuestiones subjetivas, como votar por el que está primero en las encuestas o por el que promete más.

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