- de la Puente
Carlos de la Puente
Nunca antes en una campaña electoral en el Perú tantos candidatos se habían sentido con tanta libertad para hablar de la plata, de su plata concretamente.
Ya sabemos que César Acuña ha declarado ingresos anuales por 50 millones de soles y algo más. José Luna, candidato a vicepresidente por Solidaridad, ha anunciado que gastará, de su plata, un millón de dólares en la campaña electoral y Pedro Pablo Kuzcynski ha dicho, más o menos, que nadie debe avergonzarse de ser rico y que todos debemos aspirar a eso.
Estos tres hechos, inimaginables en alguna campaña anterior, parecen darle la razón a los que dicen que en la cultura política en el Perú ha habido un cambio en la tendencia ideológica de la mayoría hacia la derecha. Creer en la superioridad moral y práctica de la economía de mercado implica aceptar que los millonarios no son necesariamente una clase de monstruos morales, como lo pensaba la izquierda peruana de hace unos años o como lo piensan aún algunos izquierdistas.
En el caso de Acuña, resulta difícil pensar que esta claridad para hablar de su dinero y de su bonanza como empresario no ha pasado por el filtro de Luis Favre, su exitoso asesor en marketing político que está hasta ahora invicto en nuestro país. No es descabellado pensar que se trataría de una especie de gambito para que los demás candidatos lo ataquen en este punto. Si esto ocurriera, Acuña puede contraatacar al decir que la fuente de su dinero es conocida –las universidades– y al preguntarles a sus adversarios, no solo a Kuzcynski sino también a Fujimori y a García, cómo sostienen el nivel de vida que tienen. Esta estrategia podría funcionar solo, claro está, si Acuña puede derrotar convincentemente las insinuaciones que le hacen sus rivales sobre un origen turbio de su fortuna.
La prensa independiente en el Perú debe ayudar a que la discusión, sobre todo la concerniente al patrimonio de los candidatos, sea clara y sincera para evitar que las declaraciones de bienes, que deben hacer los políticos que aspiran a un cargo, no sean las farsas que han sido hasta ahora en la mayoría de los casos.
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