martes, 7 de junio de 2016

OPINIÓN | Tafur: Transición con el fujimorismo

Por: Juan Carlos Tafur

Cancelada la transición que se inició el 2001 –en verdad ya lo había he­cho hace cinco años, cuando el país se dividió entre quienes querían re­gresar a los 90 y los que querían hacerlo a los 70–, es imperativo recrear el proceso.

Si ganase Pedro Pablo Kuczynski –hay que esperar el resultado oficial de la ONPE– urge, sin duda, un gobierno plural. Liberal democrático, como corresponde a la estirpe ideológica del candidato, pero con una con­vocatoria amplia, que respete así la votación de la segunda vuelta sin olvidar el mandato del 10 de abril.

Y ello, a diferencia de la transición es­trenada por Paniagua, pasa por incluir, so­bre todo, a los que fue­ron excluidos del 2001, los propios fuji­moristas. No se trata tan solo de un asunto prag­mático que PPK debe­ría atender, dada la mayoría congresal de Fuerza Popu­lar, sino de un tema de política de Estado y de sostenibilidad democrática.

Resulta difícil pensar en una suerte de cogobierno, porque el fujimorismo segura­mente resentirá la dureza de la campaña, y porque además sus naturales expectativas electorales para el 2021 o para las regiona­les y municipales del 2018 no le aconsejan asumir algún tipo de responsabilidad en un gobierno ajeno. Pero de hecho no deberían ser excluidos ni excluirse.

Los mandatos de la transición permitirían una eficaz institucionalidad democrática, un Estado inclusivo y un mercado libre equitativo. En los tres aspectos, los últimos tres gobiernos han avanzado, pero de modo claramente insu­ficiente para la mayoría de la población.

En dichos aspectos, el fujimorismo puede y debe aportar. No solo tiene una ideología cer­cana a la de PPK sino que tiene un poder políti­co que abona a favor de ello. Apostar por la ex­clusión o el sabotaje llevaría a una situación de ingobernabilidad que no le conviene a nadie.

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