En el momento en que escribo no se conoce aún el resultado oficial de las elecciones presidenciales, pero todo indica que Pedro Pablo Kuczynski ha ganado. El Perú tiene, pues, nuevo Presidente y ha salvado la democracia, cuando esta se hallaba al borde del abismo.
Los datos de las encuestadoras más serias anticipaban esa victoria, sea en la consulta a boca de urna o en el conteo rápido. El resultado tiene su origen en la vasta conjunción de fuerzas, incluidas las de izquierda, que se sumaron a PPK, sin pacto ni componenda, por rechazo a una candidatura apoyada en una campaña de cuatro años y muchos millones de dólares.
Hay que reconocer que PPK logró ese amplio bloque de voluntades gracias a que comprendió a qué fuerza se enfrentaba: la del autoritarismo, la corrupción, la complicidad con el narcotráfico y las mafias del delito, la represión criminal. Ya en el ruedo, introdujo inflexiones en su médula neoliberal, como el compromiso de respetar los sindicatos y la defensa de los derechos laborales. En ningún momento se reunió, como sí lo hizo Keiko, con asesinos de dirigentes sindicales.
Se abre ahora una nueva etapa política en el Perú. La derecha vaticina un fracaso de PPK, porque tendrá la mayoría abrumadora del Congreso en contra, y la oposición anunciada del Frente Amplio. Olvida ese sector que las fuerzas progresistas, junto con su altiva independencia, llevan en sus banderas demandas razonables y viables, y no están cegadas por el odio.
Una lección del voto de ayer es que los sectores más sectarios de la izquierda, o que visten disfraz de izquierda, han fracasado en todo el país. En Cajamarca, el triunfo de PPK es un síntoma de que las bases de la izquierda no hicieron caso a los llamados de votar en blanco o viciado.
El triunfo de PPK es un triunfo también para nuestro diario. Una vez más hemos apoyado a quienes parecían destinados a perdedores: Ollanta Humala, Susana Villarán, Verónika Mendoza. No nos guió nunca el afán de ventajas de ningún tipo, menos el dinerario.
Como dijimos al apoyar a Humala, vamos a montar guardia en la defensa de la libertad, la democracia, los derechos de los trabajadores de la ciudad y el campo. Dos días antes de que Humala se instalara en el sillón presidencial, escribí mi columna “Media vuelta a la derecha”, condenando la traición que significaba el nombramiento del presidente del Banco Central de Reserva y el ministro de Economía.
Igual que ayer, igual que siempre, nos mantendremos vigilantes. Nuestro premio insobornable será el respeto de nuestros lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario