Por: Julio Schiappa
De producirse el triunfo de PPK daría lugar al primer gobierno de un liberal demócrata desde José Pardo (1872) en la historia del Perú. Pedro Beltrán, Luis Bedoya y Mario Vargas Llosa, nunca lograron la presidencia como acertadamente sostiene Gonzalo Zegarra, director de Actualidad Económica.
Y los liberales, dice Zegarra, no llegaron al poder por su imagen de vínculo con la oligarquía o por representar los intereses de sectores empresariales, que no eran precisamente populares entre los pobres y la clase media emergente.
PPK convierte esa desventaja en una fortaleza al presentar un mensaje integrador, policlasista, en el que ricos, informales y pobres pueden unirse para sacar adelante al Perú. Bajo su bandera del progreso caben todos.
La sorpresiva victoria del candidato multicolor ha dejado mudo, al aire, el domingo pasado, a un periodista al que le habían prometido ser presidente de IRTP, cojeando de las dos piernas a un líder del APRA que había aceptado el Ministerio de Vivienda, desconcertado al presidente del Congreso que iba a jurar el 28 de julio como ministro de Defensa del régimen naranja. “Sentido de oportunidad no es lo mismo que oportunismo”, me comentaba uno de ellos. Brillante sumilla de lo que hay que cambiar en la política nacional.
Otra es la historia del pueblo naranja, miles y miles de activistas que treparon a los cerros, trotaron por los pueblos, predicando un evangelio de mano dura y soluciones inmediatas. Keiko Fujimori levantó más que un partido, un movimiento emocional y espiritual, un orden regenerador que tenía como referente al gobierno de su padre. Y en eso creyeron miles de sus seguidores, que votaron por sus 73 representantes al Congreso.
¿Qué discurso puede justificar la derrota ante estos ciudadanos naranjas? Solo uno que combine el heroísmo de la candidata, con el realismo de colaborar con el gobierno de PPK, que pueda redituar obras en beneficio de los pueblos de donde salieron sus congresistas.
En las mismas están los representantes del Frente Amplio, que tendrán a sus bases (que son expertos en marchas de protesta) tocándoles las puertas del Congreso para que cumplan sus promesas.
Tienes que cambiar pelona, no hay otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario