martes, 7 de junio de 2016

OPINIÓN | Julio Schiappa: Tienes que cambiar pelona, no hay otra

Por: Julio Schiappa

De producirse el triunfo de PPK daría lugar al pri­mer gobierno de un liberal demócrata des­de José Pardo (1872) en la historia del Perú. Pedro Beltrán, Luis Bedoya y Ma­rio Vargas Llosa, nunca lo­graron la presidencia como acertadamente sostiene Gonzalo Zegarra, director de Actualidad Económica.

Y los liberales, dice Zega­rra, no llegaron al poder por su imagen de vínculo con la oligarquía o por represen­tar los intereses de sectores empresariales, que no eran precisamente populares en­tre los pobres y la clase me­dia emergente.

PPK convierte esa des­ventaja en una fortaleza al presentar un mensaje in­tegrador, policlasista, en el que ricos, informales y po­bres pueden unirse para sacar adelante al Perú. Bajo su bandera del progreso ca­ben todos.

La sorpresiva victoria del candidato multicolor ha dejado mudo, al aire, el do­mingo pasado, a un perio­dista al que le habían pro­metido ser presidente de IRTP, cojeando de las dos piernas a un líder del APRA que había aceptado el Mi­nisterio de Vivienda, des­concertado al presidente del Congreso que iba a ju­rar el 28 de julio como mi­nistro de Defensa del régi­men naranja. “Sentido de oportunidad no es lo mis­mo que oportunismo”, me comentaba uno de ellos. Brillante sumilla de lo que hay que cambiar en la polí­tica nacional.

Otra es la historia del pueblo naranja, miles y mi­les de activistas que trepa­ron a los cerros, trotaron por los pueblos, predicando un evangelio de mano dura y soluciones inmediatas. Keiko Fujimori levantó más que un partido, un movi­miento emocional y espiri­tual, un orden regenerador que tenía como referen­te al gobierno de su padre. Y en eso creyeron miles de sus seguidores, que vota­ron por sus 73 represen­tantes al Congreso.

¿Qué discurso puede jus­tificar la derrota ante es­tos ciudadanos naranjas? Solo uno que combine el heroísmo de la candidata, con el realismo de colabo­rar con el gobierno de PPK, que pueda redituar obras en beneficio de los pueblos de donde salieron sus con­gresistas.

En las mismas están los representantes del Frente Amplio, que tendrán a sus bases (que son expertos en marchas de protesta) tocándoles las puertas del Congreso para que cum­plan sus promesas.

Tienes que cambiar pelo­na, no hay otra.

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