La derecha no debería celebrar con tanto fervor el triunfo obtenido en la primera vuelta electoral. Es verdad que un 70% de la población ha votado por ella, pero, a la vez, le ha mandado un mensaje acotado respecto de los tres últimos gobiernos, todos ellos ubicados en ese lugar del espectro político e ideológico.
Pero, además, hay un factor que la derecha debiera tener presente, sobre todo si gana Keiko Fujimori. Si eso ocurre, se queda sin candidato visible para el 2021, año del Bicentenario. La propia lideresa de Fuerza Popular no podría postular porque sería la gobernante en ejercicio. Pedro Pablo Kuczynski ya no podría ser candidato, teniendo en ese entonces nada menos que 83 años. Alan García probablemente ya no retorne a la arena electoral y si lo hace, es altamente posible que lo intente desde los aurorales espacios apristas de centro izquierda.
Lourdes Flores ha anunciado el fin de su ciclo político y, en su caso, es de esperar que cumpla esta vez su promesa y se percate de que lo suyo no es la contienda electoral. Alejandro Toledo carece también de la más remota posibilidad de ocupar lugares protagónicos.
El espacio electoral va a estar copado por el centro y la izquierda. En el centro estarán Guzmán, Barnechea, Acuña, el candidato del APRA, quizás Nadine Heredia o el propio Humala, si rescatan las banderas nacionalistas originales. Y en la izquierda brillará con luz propia Verónika Mendoza, además de Gregorio Santos o Antauro Humala, si logran salir librados de sus complicaciones penales.
La derecha no ha demostrado precisamente capacidad de renovación. Sus rostros son los mismos desde hace veinte años. Es difícil que en los cinco años venideros pueda construir una opción política, sea conservadora o, inclusive, liberal, si no emprende desde ya esa tarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario