sábado, 23 de enero de 2016

Verónika Mendoza: Una joven cusqueña busca llegar a Palacio

Estuvo a punto de llamarse Micaela, por Micaela Bastidas. Pero haciendo honor a ese nombre que no tuvo, hoy está metida de lleno en la política para -como dice ella- velar por los intereses de quienes tantas veces los gobiernos de turno han olvidado. Pese a estar abajo en las encuestas, Verónika Mendoza confía en llegar a Palacio el 28 de julio.

Política joven. Sus padres eran de izquierda pero no le inculcaron ese camino. En su juventud le brotó esa inquietud que la llevó a un activismo político que hasta ahora mantiene.
Política joven. Sus padres eran de izquierda pero no le inculcaron ese camino. En su juventud le brotó esa inquietud que la llevó a un activismo político que hasta ahora mantiene..
Si no fuera por don Marcelino Mendoza, a la candidata presidencial del Frente Amplio en lugar de decirle 'Vero' le dirían 'Mica' por Micaela Bastidas. Ese fue el nombre que le quiso poner su mamá, doña Gabrielle Frisch, pues admiraba a la valiente precursora de la independencia hispanoamericana. Quizá desde el vientre se tejía su espíritu político.
 
 
 
Verónika Fanny Mendoza Frisch, o simplemente 'Vero' para sus seguidores, nació un 9 de diciembre de 1980 en el hospital Antonio Lorena del distrito de Santiago-Cusco y se siente orgullosa de haber brotado de esa tierra.
 
Por sus venas también corre sangre francesa –por parte de su madre– pero en cada recorrido o actividad que hace durante su campaña, se encarga de recordarnos su lugar de origen hablándonos en quechua.
 
¿Pero qué llevó a Verónika Mendoza a abandonar la carrera de arqueología para estudiar psicología? Y más aún, ¿qué fue lo que la llevó a meterse en política?
Brotes de rebeldía
 
Para romper el hielo le pregunto si extraña Cusco, ya que el cielo de Lima es horrible en comparación al de su ciudad.
 
Como si hubiese escuchado el mejor de los elogios me sonríe y responde: "sí tú lo dices, sí", y luego mueve las manos como esperando la siguiente pregunta con cierta incomodidad, ya que dice que hasta ahora no se acostumbra a los periodistas. Mucho menos a los fotógrafos.
 
La hago retroceder en el tiempo y me cuenta que a diferencia de sus dos hermanas menores, Carole y Stephanie, no toca ningún instrumento musical. Sus hermanas, en cambio, aprendieron a tocar el piano en su casa de Andahuay­lillas, distrito de Cusco.
 
Ella, por su parte, afirma que aunque no toque ningún instrumento adora la música y escucha cualquier tipo de ritmo. Además se defiende bailando. Al menos eso nos dice.
Los padres de Verónika son de izquierda, pero jamás le inculcaron esta ideología. Ella aprendió desde pequeña la realidad peruana en las regiones, esa que la hace decir que el país tiene la "necesidad de reivindicar su diversidad cultural".  Me cuenta que de cuando en cuando su papá le dice: "Vero, ¿cómo aguantas eso?", cuando recibe críticas de la prensa o ataques de otros políticos.
 
Y es que pese a que sus compañeros políticos, como Marisa Glave, señalan que "es una mujer muy dulce", hay otros como el suspendido congresista nacionalista, Daniel Abugattás, que afirma que ella "es de la clase política que antepone el interés personal al colectivo".
 
Rápidamente vuelve a su infancia y recuerda que una de las actividades que hacía de niña para divertirse –sobre todo en carnavales– era jugar en la acequia del pueblo arrojándose agua entre sus amigos y hermanas. "A baldazo limpio", asegura que se agarraban.
 
Otra manera de divertirse era correr entre los maizales haciendo 'saray kitty', que significa "sacar la mazorca de la caña".
Así era Verónika Mendoza de niña. Vivió toda su infancia en la ciudad de los incas, salvo en 1986 cuando con toda la familia se fueron a vivir a Francia toda una temporada.
 
Por esa razón, el primer grado de su etapa escolar lo hizo en el E.P. La Prairie. En 1987 volvió con su familia a Cusco, de donde no se movería hasta el 2000.
Mendoza nos indica que siempre tuvo ese espíritu rebelde con el que hoy la identificamos. Aunque algunos, como Abugattás, asegura que es todo lo contrario, y que es solo un discurso personal que va más allá de un interés nacional. "Es de la clase de personas que se sienten bendecidas por una varita mágica", concluye.
 
Pese a ello, Verónika contradice lo dicho líneas arriba y nos cuenta que desde su época en la facultad de arqueología de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco anteponía lo nacional sobre lo personal.
 
Cuenta que la manera en mostraba su desencanto con la pasividad de la política de aquel entonces era empapelar las paredes –junto con otros jóvenes– con noticias o caricaturas de Carlín. "Si los medios callan, las paredes hablarán", nos cuenta que decían sus pancartas. 
Por eso a los 19 años se dio cuenta que la arqueología no era lo suyo y decidió cambiar de carrera. Viajó a Francia a estudiar psicología en la Universidad Denis Diderot.
 
Nos señala que decidió viajar –aunque pudo ir a Lima– porque sabía que esa era su oportunidad para conocer el mundo y "otros horizontes".

 

Peregrinaje político

 
Esos horizontes que buscó la llevó a conocer a otros peruanos en el llamado país de la moda. Con ellos constituyó la primera Asociación de Peruanos que se encargaba de recibir a otros compatriotas para su rápida adaptación.
 
A la par –para solventar su estadía– tenía 'cachuelos' en un restaurante de comida rápida donde freía papas y hamburguesas, y también cuidaba niños en sus tiempos libres.
 
Entre los compatriotas que conoció allá estaban Ollanta Humala y Nadine Heredia. Con ellos inició una amistad que prontamente se volcaría en una vida política.
"Fue ahí donde constituimos el primer Comité del Partido Nacionalista con peruanos en el exterior. Después del paso de Ollanta como agregado militar allá", explica.
 
Tras darse ese primer paso postuló al Congreso en el 2011 comulgando con las ideas de los Humala Heredia, sin embargo eso se rompería cuando renunció al nacionalismo, el 4 de junio del 2012, tras lo sucedido en Espinar, donde murieron varios campesinos e incluso hubo quienes la responsabilizaron.
 
Para Abugattás la renuncia de Mendoza se debió a que "le convenía políticamente desmarcarse del partido" para sus propios intereses, como el de postular al Congreso, pues -dice el congresista– ella tiene un "ego muy desarrollado".
 
En respuesta a ello, Marisa Glave nos dice que la parlamentaria es "una mujer de muchos principios" y que tiene "una agenda muy clara en el tema de derechos humanos".
 
Así empezaría esta aventura política que podría culminar el próximo 10 de abril, aunque aún no tiene apoyo mayoritario en las encuestas.
 
Pese a ello asegura que la campaña para ella y el Frente Amplio esto recién empieza. "Estamos retomando con fuerza ese activismo y diálogo con la gente. Se han constituido varios colectivos de jóvenes para esa tarea", finaliza como queriendo decir algo más, pero dentro de lo políticamente correcto.
 
 
Aquí puedes ver la entrevista a la candidata. Verónika Mendoza: “Para nosotros es importante garantizar una educación pública de calidad”

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