Días atrás, Keiko Fujimori ha declarado que le gustaría una segunda vuelta entre Vero y ella. ¿Qué expresa esta declaración y cómo podemos interpretarla? En primer lugar, es evidente que Keiko piensa que puede ganarle a Vero. Por un lado, las encuestas de segunda vuelta así lo sostienen. Luego, confía en poder arrinconarla en la izquierda, tildarla de chavista y pro terruca, para levantar los temores de la gente. Es decir, Keiko expresa un deseo, quiere competir con Vero porque le parece que se impondría con cierta facilidad.
Pero ese deseo puede frustrarse por una serie de factores. En primer lugar, porque son ilusorias las encuestas sobre segunda vuelta cuando aún se vive la primera. La segunda es un partido aparte y recién cuando los contendores se posicionan y ocupan sus marcas empieza la carrera. Antes las respuestas de la población son vagas y ambiguas. En ese sentido, lo que las encuestas de hoy dicen sobre segunda vuelta es un indicador poco fiable.
A continuación tenemos un tema más de fondo. Se ha levantado un poderoso sentimiento antifujimorista y comprende sobre todo a gente joven que no vivió políticamente los años de Alberto Fujimori. Pero la memoria se ha adueñado de estos jóvenes y expresan un firme rechazo al retorno de la dinastía Fujimori y de sus operadores políticos. Ese sentimiento lo expresa Vero, porque proviene de esas canteras, mientras que difícilmente lo encarna Barnechea y PPK está totalmente alejado. Es decir, en una segunda vuelta entre los dos partidos de nuestros días: fujimorismo contra antifujimorismo, el resultado estará para cualquiera. Así, el deseo de Keiko expresa que de perder preferiría que sea contra Vero.
No se puede descartar que Keiko esté pensando en que ambas son las únicas mujeres de la contienda. Varios hombres se han retirado y otros están volando bajo. Los que quedan con opciones, PPK y Barnechea, parecen bastante machistas y tradicionales. Para comenzar, Barnechea tiene una plancha con cero mujeres. Además, ya en una ocasión ha llamado “chavista” a Vero, repitiendo alegremente un slogan de la guerra sucia, no obstante el deslinde del Frente Amplio, FA, estableciendo que no desea imitar nada del modelo venezolano. Pero PPK se lleva las palmas en este terreno. Han sido sensacionales sus declaraciones sobre la “media roja que nunca ha hecho nada en su perra vida”. Lo pintan de cuerpo entero, evidenciando un impropio lenguaje discriminador. Por su lado, la mayoría de peruanos(as) tienen mejor opinión de las mujeres que de los hombres. En general son consideradas más honestas y trabajadoras. Mientras que los hombres son vistos como más viciosos y menos confiables. En ese sentido, no extraña que Keiko prefiera una final entre dos mujeres. Seguramente considera que será más limpia y que no le caerá tanto lodo, o en todo caso que sufrirá ataques más soportables.
Pero hay una última razón clave. Por ratos Keiko no es candidata sino analista. No siempre se la cree, a veces habla desde fuera, haciendo pronósticos. En ese sentido, su anuncio de que preferiría competir con Vero está informándonos sobre cómo ve el panorama. Keiko nos ha dado el nombre de su rival, con quien ella cree que va a definir. Incluso más allá de su preferencia. Es un pálpito y Keiko considera seriamente que así va a ser.
Si en efecto ocurriera, Vero tendría que levantar una coraza contra la guerra sucia que inevitablemente caerá sobre ella. Además, un asunto crucial es brindar seguridades a un electorado volátil. Eso vale para estos últimos días antes de la primera vuelta, como para el eventual pase a segunda. La comisión de plan de gobierno del FA es una garantía de solidez profesional. No solo hay buena voluntad, también capacidad técnica para gobernar. Mientras que ni Keiko ni Barnechea muestran equipos solventes. Esa fortaleza se trasluce y el elector indeciso está detrás de esos signos. De una manera sorprendente, el Frente Amplio puede ganar. Es el momento.
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