Este proceso electoral está dejando algunas enseñanzas sobre lo que está pasando en la política peruana.
1. Las ansias de renovación eran enormes. La pérdida de confianza de la ciudadanía en el sistema político y en sus administradores –los políticos– es muy grande y, en vez de ir disminuyendo gracias al crecimiento económico, se ha seguido fortaleciendo, construyendo un deseo de renovación que lleva al elector a buscar, casi con desesperación, alternativas distintas a las del elenco estable de la política, el cual hoy solo defiende un grupo de columnistas allegado a Alan García.
Este deseo de renovación va encontrando, como tabla de salvación, a nombres que cambian según el momento. En esta campaña, se llamó primero Pedro Pablo Kuczynski –pese a su largo paso por la política–, luego César Acuña, después Julio Guzmán, y ahora está entre Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza.
Lo relevante es que esta idea del ‘que se vayan todos’ ocurre cuando la economía está creciendo, no cuando hay una crisis real. Si esto último ocurriera, no debiera descartarse el desborde social.
Esta sed social por la renovación política no estuvo prevista al inicio de esta campaña electoral.
2. El ocaso de Alan García. Otro hecho que no fue advertido por muchos, empezando por los apristas, es el tremendo desprestigio en la ciudadanía del ex presidente García. Él se enfrascó en una lucha intensa con el presidente Ollanta Humala y Nadine Heredia, en la que ambos sectores salieron perdiendo. Pero García llevó la peor parte. Este debe ser el momento más duro de su trayectoria. Su reencauche para futuras competencias no será un asunto sencillo. El Apra ya debiera pensar en otras alternativas.
3. La crisis del PPC. Que este partido tenía problemas lo sabían todos, pero esta campaña ha demostrado que en realidad está en la lona. Si Marisol Pérez Tello y Alberto Beingolea no asumen las riendas del PPC luego de la campaña, al PPC le queda poco tiempo. Lourdes Flores tomó la peor decisión de su carrera al forzar la alianza con Alan García.
4. El antifujimorismo no ha muerto. Keiko Fujimori se dedicó a reducirlo con algunas movidas inteligentes, pero el último par de meses ha demostrado que el antifujimorismo solo estaba esperando un pretexto para resurgir, como lo está haciendo ahora, con fuerza.
5. La izquierda, un modelo para armar. Ollanta Humala fue el candidato de la izquierda en el 2011 y logró 30% en la primera vuelta. Hoy, Verónika Mendoza anda ligeramente por encima del 10%. La izquierda puede seguir creciendo, pero necesita construir una organización partidaria moderna y conseguir políticos jóvenes que la desarrollen
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