Los asesinos de sindicalistas han empeorado su prontuario. Gracias a la impunidad y la autorización de las que gozan, han cobrado nuevas víctimas en construcción civil. El jueves mataron en Sullana a Óscar Céspedes Balcázar, secretario de Defensa del Sindicato en Sullana. También abalearon a Segundo Flores Zapata, chofer de la organización, e hirieron a la Secretaria de Economía, Elena del Pilar Arévalo Castillo.
Nuevos nombres que se añaden a la nómina de huesos de los mártires obreros, de luchadores que caen por personificar la lucha de los trabajadores del andamio, víctimas de la sordera de los gobernantes y la complicidad de Palacio.
Céspedes Balcázar es víctima directa de la mafia asesina. Había sido elegido para el cargo en marzo último. Cuando lo victimaron estaba de regreso de una inspección de obra.
La Federación de Construcción ha precisado dónde está el foco del crimen, el nido de víboras. En comunicado del 3 de julio señala: “Estas mafias tienen registros sindicales otorgados por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo entre 2007 y 2012, y aun cuando la Policía Nacional ha desarticulado bandas vinculadas a seudosindicatos de construcción, el Ministerio aún no anula de sus registros a estas mafias.”
¿Cómo cumple la burocracia de la avenida Salaverry con su deber de fomentar el trabajo y promover el empleo? Admite en sus registros a vecinos de los barracones que no saben manejar un badajo o alinear una viga de acero (su acero familiar es la chaveta). Siguen la vía de la “tolerancia” que implantó Alan García cuando era presidente y programó en Palacio la organización de sindicatos paralelos poblados por forajidos, no por obreros.
Más de una vez he denunciado esa intromisión delictiva del Apra, que el ministro de Trabajo prolonga hoy. Así, en esta columna, el 20 de noviembre del 2015, escribí:
“Como recuerda Teobaldo Bravo, secretario de obras de la Federación, en una entrevista en el portal La Mula, un extorsionador fue expulsado de la organización por cobrar cupos a los empresarios del sector. El sujeto estuvo preso algunos meses, pero Jorge del Castillo lo sacó de la cárcel y le propuso trabajar para dividir a la Federación y, por consiguiente, a la CGTP. Después, García se reunió con el renegado y le ofreció monopolio de trabajo en obras del gobierno.
“La Federación entregó audios de la cita antisindical en Palacio. Por añadidura, la organización obrera ha entregado a la Policía y el Ministerio de Trabajo una relación de extorsionadores y criminales, muchos de los cuales tienen nutridos prontuarios.”
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