Los resultados de PISA 2012 son una muestra de que no se han hecho reformas
reales y eficientes en educación. Una conversación con Ricardo Cuenca, León
Trahtemberg y Paul Neira.
Publicado: Hace 23 horas
Bien, hemos conocido los
resultados de la prueba de PISA 2012 y nos hemos autoflagelado en redes sociales y en
algunos medios de comunicación. Ello aun cuando era previsible que tres años no
era tiempo suficiente para ver logros en esta prueba elaborada por la OCDE. Más
aún si no hace mucho el Índice de Capital Humano del Foro Económico Mundial
mostró que el Perú ocupa el puesto 84, entre 122 países, en educación.
Conocidos los resultados, el ministro de Educación, Jaime Saavedra, dijo ayer que necesitamos “cambios
dramáticos”.
¿Es PISA un estudio representativo de la diversidad de las
realidades del mundo? No necesariamente. Se trata de una evaluación dirigida a
países desarrollados y a aquellos que cuentan con ingresos medios. Por ello, en
el listado no encontramos a Bolivia o Haití, entre otros.
Entonces, ¿los
resultados de PISA 2012 no debieran martirizarnos? “En efecto, los resultados no
deberían generar mayores sorpresas. Esta evaluación se hace a jóvenes de 15-16
años de colegios públicos y privados. Por lo tanto, son personas que han estado
expuestas a una educación de mala calidad en los últimos 10 años. Una muestra de
que, por lo menos desde el 2001, no se han hecho reformas reales y eficientes en
educación”, dice Ricardo Cuenca, investigador del Instituto de
Estudios Peruanos, a LaMula.pe.
Los resultados no deberían generar mayores sorpresas. Esta evaluación se hace a jóvenes de 15-16 años de colegios públicos y privados. Por lo tanto, son personas que han estado expuestas a una educación de mala calidad en los últimos 10 años
En tanto, en opinión del consultor en
educación León Trahtemberg, para entender los resultados de la
prueba no hay que fijarse tanto en los puestos o puntitos de subida o bajada de
un país en un área, sino tomar a los participantes por tercios. “El tercio
superior de países asiáticos emergentes y europeos más chicos, que entre 1960 y
1980 decidieron apostar por la educación como llave para su desarrollo y ahora
disfrutan de los buenos resultados; el tercio medio que tiene altibajos pero con
una inercia y tradición de interesarse por la educación, usualmente con estados
fuertes, y finalmente el tercio inferior, donde están los subdesarrollados del
mundo y todos los latinoamericanos, que hasta hoy no entienden lo que significa
apostar por la educación”.
Trahtemberg subraya que Chile, país al que muchos
peruanos admiran, tampoco se salva: “Es el líder de la cuarta división en la que
están amontonados todos los latinoamericanos”. Y es que como se puede apreciar
en los cuadros del informe de la OCDE, el 'jalado' no es solamente el Perú. “El
problema no es particularmente el Perú sino todo el modelo de Estado y políticas
educativas de América Latina, que no supo integrar a los sectores populares al
mundo de la educación”, explica a LaMula.pe.
“Es necesario
comprender que la prueba PISA es una prueba estandarizada aplicada a 65 países
del mundo que (la mayoría de las veces) no toma la prueba al mismo grupo de
escuelas de versión en versión, que trata de construir una prueba igual para
contextos educativos tan distintos como escuelas en el Perú y escuelas en
Inglaterra o Finlandia”, subraya Paul Neira Del Ben, director
de Instituto Apoyo.
¿Hemos avanzado?
Más allá de las primeras impresiones, los resultados de
la prueba indican que en comparación con otros países latinoamericanos, el Perú
muestra un ligero pero sostenido progreso en materia de ‘lectura’. Hemos pasado
de un 80% que tenía dificultades para esta prueba en el 2000 a un 60% (hemos
mejorado en 5.2 puntos anuales). Aunque esto último no puede atribuirse
necesariamente a mejoras educativas. Desde ese punto de vista, ¿no estamos tan
mal? “El Perú sí ha avanzado un poco, especialmente en lectura, aunque en
matemáticas y ciencias seguimos en el subsuelo. El truco para entender PISA es
que este no es un ranking de 'iguales' y 'comparables' porque existen demasiadas
diferencias entre los países, sus sistemas y sus currículos como para hablar de
comparabilidad. Ahora bien, es innegable que sí, es un espejo del cual no nos
podemos escapar”, indica Neira.
El problema no es particularmente el Perú sino todo el modelo de Estado y políticas educativas de América Latina, que no supo integrar a los sectores populares al mundo de la educación
“Los resultados de
la prueba muestran puntos bajos. Particularmente, en el caso de matemáticas y
ciencias. No obstante, en comprensión lectora, los resultados reportan un leve
incremento y, lo que es más esperanzador, es que esta mejora se ha sostenido en
los últimos 10 años”, anota Cuenca. Para Neira, la pregunta que debemos hacernos
es '¿qué hemos hecho como sociedad, como colectivo, como Estado para voltear
esos resultados?'. “Allí hay una agenda pendiente porque desafortunadamente
hemos creído que haciendo más de lo mismo, vamos a obtener resultados
distintos”.
Sin embargo, Trahtemberg asegura que en el 2015 estaremos igual,
“en el pelotón del fondo, puntitos más o puntitos menos, porque los problemas
estructurales no se resuelven con parches”.
¿PISA, un punto de quiebre?
Los recientes indicadores internacionales
hacen ver que hay una gran diferencia entre el crecimiento económico y el
capital humano, por lo que no debemos tapar el sol con un dedo y aceptar que
estamos muy lejos de la reforma educativa que necesita el país. Lo cual demanda
a seguir bregando porque sea una política del Estado, una decisión política que
no se da desde hace años. “Cada una de las evaluaciones. No sólo PISA, sino las
que hace el Minedu y las que hacen cada día los docentes en el aula deberían ser
un punto de quiebre. Hay que recordar que la calidad educativa es más que los
resultados de una prueba estandarizada longitudinal. Yo creo que el ministerio
está haciendo esfuerzos. Los resultados de las evaluaciones, mirados en su justa
medida, deberían ser un indicador más para tomar en cuenta”, dice Cuenca.
De
hecho, nuestros escolares pasan por otras evaluaciones que permiten avizorar su
futuro. Al respecto, Trahtemberg afirma que no necesitamos los datos de PISA
2012 para saber cómo andamos, pues basta revisar desde la Evaluación Censal de
Estudiantes (ECE) 2007 hasta la ECE 2012 (que son evaluaciones censales de
alumnos de 2do grado que arrojan 90% de desempeño insatisfactorio en matemáticas
y 70% en lectura). “Conceptualmente las ECE nos dicen lo mismo que la PISA, pero
con niños 8 años menores que están en segundo grado mientras que los otros
tienen 15 años. Con los datos de segundo grado no necesitamos pruebas
adicionales para deducir cómo estarán cuando cumplan 15 años”,
sentencia.
Cabe indicar que la población que evalúa la ECE y la muestra que
toma PISA también incluyen a los alumnos de colegios privados.
La calidad educativa es más que los resultados de una prueba estandarizada longitudinal
“Si es que PISA es un gatillador del
tema y de la discusión sobre esta situación, bienvenido sea. Pero existen
suficientes señales que se han acumulado en el camino que marcan claro que si no
hacemos una apuesta real y concreta de cambio en el sector, vamos a perder una
oportunidad sin igual hoy, no mañana, hoy. Allí están los mapas del vacío de
capital humano elaborado por Perú Económico, el indicador del porcentaje del PBI
asignado a Educación casi flat en los últimos 20 o 25 años, la discapacidad del
aparato estatal de gastar el 100% del presupuesto asignado al sector, los
resultados de la ECE. Son señales del cambio que se debe dar. No sé si podemos
progresar en una sociedad que vive tranquila dejando que en Educación se haga lo
que se puede, y no lo que se necesita o se debe hacer”, detalla Neira a
LaMula.pe.
Si mejoramos, ¿podemos acercarnos un poquito a Finlandia?
Para
Trahtemberg, si no hay reforma del Estado, la educación peruana no tendrá
opción. “Un Estado pensado para 5 millones de habitantes y menos de 1 millón de
escolares no puede dar la pelea con 30 millones de habitantes y 8 millones de
escolares. Sumemos a ello el deterioro de la inversión per cápita en educación
en los últimos 50 años, lo que vino aparejado con la caída del prestigio y nivel
de formación docente. Agreguemos la promulgación de leyes elaboradas por
congresistas populistas e incompetentes que no escuchan a los expertos, la falta
de una burocracia estatal y ministerial experta y bien remunerada, y sobre todo
la carencia de un liderazgo político”, advierte.
Requerimos profesores bien formados y bien pagados; un adecuado sistema de directores y estructura de gestión de la educación; una sociedad que valore realmente la educación
El consultor e integrante del
Consejo Nacional de Educación, debe ser “un liderazgo que tenga visión de largo
plazo, coraje político para pisar callos, capacidad de convocatoria para lograr
acuerdos de largo plazo e interés genuino por la infancia y la educación”.
Aunado a eso –resalta– ha habido una enorme falta de entendimiento y visión de
que si no se invierte en investigación, ciencia y tecnología como lo hacen los
países del tercio superior de PISA, el país no tendrá una ‘succionadora para
arriba’ para la educación, tanto la universitaria y tecnológica como la
escolar”.
“Consolidar el papel del docente. Sin docentes no hay posibilidad
alguna de cambio. Este fortalecimiento de los docentes pasa por mejorar su
formación, sus condiciones de trabajo. Solo así podemos exigirles más y mejor
trabajo. Pero junto con esto, tiene que haber una relación de respeto con ellos.
Se tiene que recuperar la confianza en el docente y valorar la profesión”,
argumenta Cuenca.
En el caso de Finlandia –agrega– los docentes son
socialmente valorados y respetados. Es una relación de ida y vuelta. “Finlandia
es una realidad muy distinta a la que no sé si debemos parecernos o no. Lo que
sí creo es que debemos aprender de ellos dos cosas: continuidad en las políticas
y reconocimiento del docente”.
Para Neira requerimos de tres elementos
fundamentales: buenos profesores en las aulas, bien formados, bien reconocidos y
bien pagados; un adecuado sistema de directores y estructura de gestión de la
educación, que lidere realmente el potencial de los estudiantes y sus buenos
profesores; y una sociedad (los de arriba y los de abajo) que valore realmente
la educación y sus profesores en el lugar que deben estar.
Justos por pecadores
¿Son nuestros escolares son tan malos en estos
temas o no son educados para este tipo de pruebas? Trahtemberg dice que no es
justo culpar a los escolares por estas cosas, y que más bien lo justo sería
decir que nuestros políticos han sido y son tan mediocres que han convertido a
la mayoría de nuestros niños en inválidos escolares. “Claro que ellos van a
salir a los medios a culpar a gobiernos anteriores o decir que estamos
mejorando, hacer un poco de figuretismo populista sabiendo que en una semana más
dejará de ser noticia PISA, como ocurrió con la ECE-2012. Y de allí hasta las
elecciones regionales y nacionales, cuando los candidatos otra vez hablarán de
la revolución educativa que piensan hacer y recibirán como premio el voto de los
ciudadanos desinformados o desinteresados. Esos votos definirán nuestra
educación”, afirma.
Así la cosas, se desprende que el cambio en la
educación peruana pasa por incrementar la inversión en el sector, evaluar y
actualizar al profesorado, la participación de la empresa privada, pero sobre
todo la voluntad política de los gobiernos de turno, acompañada de una verdadera
reforma del Estado. El debate está abierto.
Todo lo que debes saber de PISA y la educación peruana en La Mula:
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