Llevamos años en que los expertos en educación nos inducen a pensar que para salir del fondo de la tabla necesitaríamos situaciones ideales y que antes que estas se den, es imposible lograr nada. “Necesitamos que el ministro de Educación tenga superpoderes”, “necesitamos que el ministro de Economía…”, “necesitamos que el presidente…”, bla bla bla…
Ya deberíamos saber que las situaciones ideales no se van a dar. Lo que tenemos es con lo que contamos. Son esos los maestros, ese el sindicato, esos los directores, esas las escuelas, esos los padres de familia y esos los niños con los que contamos. Es ese el presupuesto.
El asunto es cómo reordenamos todo para que en un máximo de dos años la educación peruana deje de ser una estafa. El ministro de Educación, Jaime Saavedra, nos debería ofrecer ese compromiso, llevar al Perú a la mitad de la tabla del PISA en los siguientes dos años. Así de concreta es, Jaime Saavedra, tu tarea. Danos un solo ejemplo para creer que otro Estado es posible.
Ejemplos de logros notables que podrías tomar en cuenta te los pueden ofrecer: Gastón Acurio, que con su liderazgo llevó en menos de diez años a la cocina peruana a niveles de excelencia globales, o Eduardo Belmont de líder de Belcorp, que calladito nomás se ha convertido en el empresario peruano más destacado y ha logrado mover a su compañía a niveles de competitividad global en un periodo muy corto.
Hay otros personajes clave con grandes logros de cambio a los cuales hay que escuchar: los Añaños, Natalia Málaga y Vania Masías. Hay que cambiar de enfoque, hay que cambiar de interlocutores, este no es un asunto de consultores o de expertos, es un tema de liderazgo.
Tenemos que salir del hoyo y tenemos que hacerlo rápido. Si no incorporamos el sentido de urgencia, seguiremos siendo los avergonzados del fondo de la tabla
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