Miguel E. Santillana
Cubil del oso
Dice la leyenda familiar que mi abuelo materno fue fundador del partido Aprista en su natal Cusco, junto a los Yábar y los Orihuela. Debo confesar que nunca me mencionó el tema. Así fuera verdad, ni por eso he guardado simpatías al aprismo ni a la generación de AGP al mando del partido. Nunca he votado por ellos. Si debo reconocer que con los años variaron mis simpatías con respecto a la polémica Haya-Mariátegui. La verdad es que a uno se le acabó la vida muy pronto (varias generaciones de dizque izquierdistas han medrado de su cadáver y sus ideas congeladas al 16 de abril de 1930); al otro, las nuevas amistades y los compromisos contra natura le hicieron perder militantes "puros y sinceros" que vivieron el martirio de la persecución, las catacumbas, el exilio y/o murieron por El Jefe y su mensaje. Si al pan con libertad, pero no a cualquier costo.
Soy la generación que vivió su adolescencia durante el Aprocalipsis (1985-1990). No me tienen que contar los disparates que hizo ese galán de telenovela de Televisa o Venevisión, AGP, creyendo que era líder del Tercer Mundo (Portada revista South ligada al BCCI). Puede que hoy haya cambiado de ideas, amores y amistades pero "sigue siendo el Rey".
Puedo detestarlo, pensar que es deshonesto pero no puedo inhabilitarlo políticamente por ser un estorbo a mis ambiciones electorales conyugales. Pruebas para condenarlo y que vaya a la cárcel con Fujimori y Toledo (señal que este país avanza moralmente). No mamarrachos elaborados por asesores de políticos de medio pelo en una Megacomisión para el olvido.
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