La banda de los Plataneros que, con total impunidad, operaba en Trujillo desde hace diez años asesinando obreros de construcción y cobrando cupos a empresarios ha visto caer a su jefe César Velásquez Montoya (a) Chino Malaco y a la pareja de este, Érika Rodríguez Arce.
La captura se produjo, según fuentes policiales, gracias al sistema de recompensas en dinero a quienes den pistas sobre delincuentes prófugos y peligrosos.
La autoridad policial indica que la banda amenazaba y extorsionaba a empresarios de construcción civil y que actuaba en complicidad con un supuesto sindicato de ese gremio. Es probable que su negocio original haya consistido en eliminar obreros afiliados a la Federación legítima, pero que luego se extendió a otros sectores de la economía: empresas de transporte, colegios, surtidores de combustible. El “negocio” recaudaba miles de soles cada mes.
La información oficial señala que el grupo delictivo tenía cómplices en el Poder Judicial y la Policía, y había captado al militante aprista Fernando Gil, quien está preso en el Penal El Milagro por presionar en favor de los malhechores. Lo más grave: A Gil se le acusa también de “coordinar asesinatos”. He ahí una pista.
Esto exige mayor investigación. No sería extraño que “Los Plataneros” sean más bien una rama del aparato criminal que Alan García creó, alentó y ayudó con la mira de crear sindicatos de construcción postizos y, para eso, eliminar dirigentes auténticos.
En meses últimos se ha registrado el asesinato de 21 dirigentes de construcción civil. No se debe olvidar un dato tenebroso, que se incluye en el libro Construyendo gloria y unidad, historia de la Federación de Construcción Civil, se lee cómo el 24 de enero de 2010, el diario La República informaba en portada que en 2008 fueron asesinados 13 trabajadores de construcción, en 2009 mataron a 30 y en enero de 2010 ya habían sido victimados seis.
Más de una vez he fustigado esa maniobra antiobrera y antisindical, indigna de un partido que nació del aporte sindical, como historió Víctor Raúl Haya de la Torre en el primer congreso sindical del Apra, allá por los años 40 del siglo pasado. He expresado, además, que con las bandas fomentadas por Alan García, el crimen organizado alcanzó una fase más vasta y amenazante. “Los Plataneros” expresan esa realidad.
La inseguridad que irrita a las personas en Lima y en provincias tiene raíces políticas. Ojalá que la caída de “Los Plataneros” sea un signo precursor de un cambio en ese campo.
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