La corrupción a la ofensiva
Martes, 24 de septiembre de 2013 | 4:30 am
los líderes políticos, de los partidos y de las instituciones está en
uno de sus peores momentos. El 7% de respaldo al Parlamento es
expresivo de este estado de ánimo, así como el hecho de que las nueve
décimas partes del país no crea en las explicaciones brindadas por
Alejandro Toledo y Alan García.
No parece que las cosas vayan a cambiar para bien, porque no hay
evidencias de que los concernidos tengan interés en que eso suceda, como
lo ha mostrado esta semana la mala comedia de la presentación de
Alejandro Toledo ante el Parlamento y el pronunciamiento de un juez que
cuestiona la investigación de la megacomisión encargada de investigar
los actos de corrupción durante el segundo gobierno de Alan García.
Alejandro Toledo continúa acumulando contradicciones, medias
verdades y abiertas mentiras. Esto ha obligado hasta a los militantes de
Perú Posible más cercanos al expresidente, como Juan Sheput, a tomar
distancia e insinuar la conveniencia de que este se aparte, para salvar
al partido, al menos mientras duren las investigaciones.
La decisión del juez Hugo Velásquez Zavaleta de aceptar la acción de
amparo presentada por Alan García contra la megacomisión parlamentaria
que está investigando su participación en los narcoindultos, los
chuponeos y componendas en la empresa Business Track, la manipulación,
supresión y alteración de pruebas judiciales, y otros, es un intento de
dificultar las investigaciones en curso. El presidente de la
megacomisión, Sergio Tejada, viene advirtiendo desde mayo de que el
objetivo último es conseguir que se le retire de la investigación
parlamentaria, objetivo que acaba de ser ratificado por el abogado
defensor de García.
Paralelamente se vienen realizando intentos de deshacerse del
procurador anticorrupción Julio Arbizu. Liquidar a Arbizu es fundamental
para lograr la impunidad; no es por eso sorprendente que las bancadas
aprista y fujimorista impulsen una moción que pretende su destitución,
con el respaldo de integrantes del PPC y otras organizaciones menores (http://bit.ly/1bByX5D).
¿Cuál es la razón del encono de los apristas y fujimoristas contra
Arbizu? Ante todo, la energía y la celeridad que ha impuesto en la
Procuraduría para encarar temas sobre los cuales el Poder Judicial ha
venido guardando una clamorosa lenidad. Una estrategia muy usada por los
corruptos es dilatar las cosas con maniobras para que finalmente las
acusaciones sean olvidadas, o para conseguir la prescripción de los
delitos materia de la acusación. Es muy ilustrativo revisar las
negociaciones, sacadas a la luz por una investigación de Cecilia
Valenzuela, entre Alan García y Vladimiro Montesinos, luego de las
cuales el Doc logró que se declarara prescritos los delitos por los
cuales García Pérez estaba acusado ante el Poder Judicial, luego de su
primer gobierno (http://bit.ly/1dwRMFx).
Bajo la dirección de Arbizu, la procuraduría ha recuperado alrededor
de cuatro millones de nuevos soles de las reparaciones civiles
adeudadas por los sentenciados por corrupción, allí donde durante los
cinco años del gobierno aprista no se recuperó prácticamente nada. Ha
impulsado además reformas destinadas a castigar la corrupción con la
“muerte civil” para quienes no paguen las reparaciones, la
imprescriptibilidad de los delitos de corrupción y otras encaminadas a
enfrentar los conflictos de intereses y el traslado de los bienes de los
sentenciados a terceros, para evadir los embargos. No es extraño pues
que los interesados en cubrir la corrupción con el manto de la impunidad
tengan a Arbizu en la mira.
La destitución del obispo Gabino Miranda por el Vaticano, acusado
por pedofilia, pone sobre el escenario la cuestión de la transparencia y
la justicia. Este tema atañe no solo a la iglesia, pues involucra la
comisión de delitos cuya investigación y sanción corresponden al Estado.
Según se ha sabido, la sentencia de Roma que destituye a Miranda de su
cargo y lo expulsa del sacerdocio se expidió en mayo, sin que hasta
ahora se informara a las autoridades judiciales de los hechos sobre los
cuales Roma se ha pronunciado contundentemente.
Es de lamentar la insensibilidad mostrada por monseñor Cipriani,
quien demanda misericordia para el pedófilo, sin pronunciar una sola
palabra de solidaridad y consuelo para sus víctimas.
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