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De lo que no se habla sobre Siria
Por Vicenc Navarro.
Este
artículo critica los argumentos que se han dado para justificar la intervención
militar del gobierno federal de EEUU en Siria, mostrando información que no está
apareciendo en los mayores medios de difusión de España, cuya cobertura de EEUU
es muy insuficiente o sesgada.
Para
entender qué está pasando en Siria hay que entender qué está pasando en EEUU, lo
cual no es fácil en España debido a la insuficiente y/o sesgada cobertura por
parte de los medios de información españoles (con algunas excepciones) de la
realidad de aquel país. Hoy EEUU está viviendo un momento de gran conflictividad
cuya resolución marcará el país por muchos años. Por un lado, estamos viendo la
aplicación de unas políticas de recortes de gasto público sin precedentes,
recortes que se están justificando por la supuesta necesidad de reducir lo que
se considera un excesivo nivel de déficit público. A fin de alcanzar la
disminución de este déficit, se están recortando de una manera radical servicios
del escasamente financiado Estado del Bienestar estadounidense, afectando
especialmente a los servicios y transferencias públicas a las poblaciones más
vulnerables, tales como el programa Food Stamps (vales alimentarios) que los
Estados proveen en bases discrecionales y asistenciales a la población pobre que
no tiene fondos para comprar alimentos y que el propio gobierno federal (su
Departamento de Agricultura) define como “food insecure”, que quiere decir, como
señala en lenguaje más accesible el The New York Times, “personas que tienen
hambre” (“On the Edge of Poverty; at the Center of a Debate” 05.09.13. p. A3), y
que son 49 millones de ciudadanos y residentes estadounidenses que representan
nada menos que un 16,4% de la población de EEUU (véase el informe Food
Insecurity Survey. Department of Agriculture. US Federal Government. 2012).
Por
otro lado, el Presidente Obama está pidiendo la aprobación del Congreso de EEUU
para llevar a cabo un acto de intervención militar contra el gobierno de Siria,
aduciendo que dicho gobierno ha cometido un acto (la utilización de armas
químicas en un conflicto armado) que debería ser penalizado. No sancionarlo
implicaría -según el Presidente Obama- una pérdida de credibilidad, no solo de
EEUU, sino de la comunidad internacional, pues tanto el gobierno de EEUU como la
comunidad internacional se habían comprometido en varios tratados
internacionales a no autorizar tales armas en los frentes de batalla. En la
reciente reunión del G-20, el Presidente Obama señaló que “gasear gente inocente
con armas químicas, incluso contra niños, es algo que nosotros no hacemos y que
no debemos permitir” (Financial Times, 7 de septiembre de 2013, p. 4).
¿Qué
credibilidad tienen los argumentos utilizados para justificar el bombardeo de
Siria?
Tales
argumentos aducidos por la Administración Obama, sin embargo, tienen escasa
credibilidad. En realidad, el gobierno federal de EEUU ha sido uno de los
gobiernos que ha utilizado con más frecuencia armamento químico (y biológico) en
los frentes de batalla. El caso más notorio fue la utilización por parte de las
Fuerzas Armadas de EEUU en Vietnam, Laos y Camboya de 45 millones de litros del
Agente Naranja (una dioxina altamente tóxica), afectando a más de medio millón
de personas (matándolas o hiriéndolas y deformándolas) entre las poblaciones
bombardeadas en Vietnam, Camboya y Laos. Todavía hoy, y como secuela de aquellos
bombardeos, existe un gran número de nacimientos de infantes con enormes
deformidades entre las poblaciones de aquellos países expuestas a tal arma
química, que continúa en el suelo de más de cuatro millones de acres de esos
territorios.
El
gobierno federal de EEUU ha utilizado también, además de armas químicas, armas
bacteriológicas (también prohibidas en los tratados internacionales) en contra
de varios países en América Latina (incluyendo Cuba, causa de la epidemia de
dengue en 1981, que mató a 188 personas, incluyendo 88 niños). E incluso, más
recientemente, el caso más notorio de utilización masiva de armas químicas fue
el que llevó a cabo el gobierno iraquí (liderado entonces por Saddam Hussein)
contra Irán, utilización con pleno conocimiento y apoyo del gobierno federal de
EEUU, que apoyaba al dictador iraquí en aquel conflicto (ver Jeffrey St. Clair
“Germ War: The U.S. Record”, CounterPunch. 03.09.13). Y el mismo gobierno
federal de EEUU tiene, entre sus aliados, algunos de los mayores violadores de
derechos humanos hoy en el mundo, tales como Arabia Saudí, que tiene un enorme
arsenal de armas químicas que, según varias cadenas de información, han sido
proveídas a los extremistas islámicos, en la oposición al dictador sirio (ver
Eric Draitser “Debunking Obama’s Chemical Weapons Case Against the Syrian
Government” CounterPunch Sept.02, 2013), los cuales poseen ese tipo de armas
como ha indicado también Carla del Ponte, miembro de la Comisión Internacional
de Investigación de las Naciones Unidas para investigar casos anteriores de
utilización de armas químicas en Siria, que ha señalado la posesión y
utilización de tales armas en el pasado por los rebeldes (ver David Lindorff
“While House Document Proving Syria’s Guilt does not pass Small text”
CounterPunch, Sep.3, 2013). En realidad, dichas armas han sido utilizadas por
los dos lados del conflicto en Siria.
Ni
que decir tiene que la utilización de tales armas debe denunciarse y condenarse,
sin ser selectivos y discriminatorios en tal denuncia (como es el caso notorio
de Bernard Henri Levi, el filósofo francés que ha adquirido gran notoriedad por
su oportunismo y selectiva denuncia de la utilización de esas armas, sin nunca
haber hecho la denuncia de su utilización por parte de los estados
estadounidense o europeos, incluyendo el estado francés (tal y como señala Diana
Johnstone en su artículo “France’s Philosopher Bombardier: No War for Bernard
Henri Levi”, Counter Punch, Sept. 3. 2013)).
¿Por
qué ahora y no antes?
Que
hay que penalizar la utilización de ese armamento en cualquier parte del mundo y
por cualquier estado es un punto sobre el cual existe bastante acuerdo
internacional. Pero, ¿por qué ahora y no antes? ¿Y por qué EEUU y no otros
países? Y, ¿por qué no hacerlo a través de otros medios no militares o incluso,
en caso de que fueran militares ¿por qué el gobierno federal de EEUU y no otros?
Para contestar a estas preguntas, hay que entender, como dije antes, la
situación de EEUU y los momentos históricos que este país está viviendo, lo cual
raramente se hace en los medios. Veamos los datos.
Hoy
EEUU está en un momento de profunda crisis, habiéndose acentuado todavía más la
deslegitimación del establishment financiero, económico, y político de aquel
país a partir del periodo de imposición de medidas sumamente impopulares sin
ningún mandato popular. La enorme influencia del establishment financiero y
económico (lo que en EEUU se llama la Corporate Class) en la vida política y
mediática del país y el impacto sumamente impopular de las políticas públicas
realizadas por las instituciones llamadas representativas han creado un rechazo
generalizado hacia esos establishments. Hoy, desde la Seguridad Social (el
sistema de pensiones públicas) hasta los servicios públicos del Estado del
Bienestar están en peligro. Nunca antes el Estado del Bienestar estadounidense
había estado tan amenazado como ahora (una situación que también ocurre en la
Unión Europea y que alcanza dimensiones extremas en España). Los recortes en las
áreas sociales son enormes y, tal y como he indicado anteriormente, el Congreso
acaba de aprobar un recorte de 40.000 millones de dólares al programa Food
Stamps que alimenta a casi uno de cada tres niños en EEUU (20 millones de niños
asistidos). Estos recortes van acompañados de intervenciones públicas que
benefician enormemente a la Corporate Class y a las rentas superiores del país,
habiendo alcanzado unos niveles de desigualdad sin precedentes desde principios
del siglo XX, al inicio de la Gran Depresión. Hoy, una persona del decil
superior de renta en EEUU vive quince años más que una persona del decil
inferior (en España son diez años y en el promedio de la Unión Europea de los
Quince son siete años).
La
Corporate Class y su complejo militar industrial
Un
eje central de la Corporate Class, que es enormemente poderoso (tal y como ya
alertó en su día el General Eisenhower, más tarde Presidente del país), es el
complejo militar industrial. La voz más crítica de este complejo fue Martin
Luther King, que lo había denunciado como el gran defensor de la Corporate Class
de EEUU y que, para realizar su misión, consumía enormes recursos a costa de
empobrecer el escasamente financiado estado del bienestar del país. Consume el
20% del presupuesto federal (718.000 millones de dólares), de los cuales 159.000
millones han sido gastados en las guerras de Irak y Afganistán (esta cifra no
incluye los beneficios sociales de los veteranos de las guerras y otros
servicios militares, cifra que alcanza otros 127.000 millones). El gobierno
federal de EEUU gasta más en sus Fuerzas Armadas que la suma en gastos militares
de los 13 países que le siguen después por nivel de gasto militar. Es una
inversión enorme, que se debe al poder de la industria armamentística. Más de
350.000 millones de dólares fueron a contratos por equipamiento y mantenimiento
de material militar consumido en Irak y Afganistán (estos datos proceden de Brad
Plumer, “America’s staggering Defense Budget in Charts”, The Washington Post
January 7, 2013). Es un gasto público enorme que configura la economía de EEUU y
gran parte de sus políticas públicas. En realidad (según los cálculos de Dean
Baker y David Rosnick del Center for Economic and Policy Research de
Washington), más del 26% del déficit público del estado federal se debe al gasto
en las intervenciones militares de Afganistán e Irak, así como el pago de otras
intervenciones que han estado ocurriendo a una frecuencia de un conflicto cada
tres años en los últimos treinta años.
Y
este gran poder deriva de su función que es la de defender globalmente y
mundialmente los intereses primordialmente de la Corporate Class de aquel país.
Todo este gasto público se realiza a costa de un enorme sacrificio del bienestar
de las propias clases populares de EEUU (como denunció Martin Luther King, tal
como indico en mi artículo “Lo que no se dijo sobre Martin Luther King”,
Público, 3 de septiembre de 2013). No existe plena conciencia fuera de EEUU de
que las clases populares de este país son las primeras víctimas de tal “sistema
imperial”, tal y como lo definió Martin Luther King. Hoy, a la vez que se están
reduciendo los fondos alimentarios para la población pobre, se están haciendo
preparativos militares que costarán más de 1000 millones de dólares.
La
enorme crisis de legitimidad del sistema político estadounidense
El
enorme descrédito de la Corporate Class, de sus instituciones representativas
(la mayoría de fondos que los políticos se gastan en sus campañas proceden de
miembros de tal clase social, situación legalizada por la Corte Suprema de
EEUU), acentuado por la gran crisis actual, donde el estándar de vida de las
familias estadounidenses ha ido disminuyendo en los últimos treinta años (y muy
marcadamente en estos años de crisis), explica el creciente hartazgo de la
población hacia las instituciones políticas. Ya antes de que apareciera Siria en
el horizonte, el Stimson Center publicó en mayo una encuesta en la que se pedía
la opinión de los ciudadanos sobre su percepción y deseos sobre el gasto
militar. La gran mayoría de la ciudadanía quería una reducción radical del gasto
militar mucho más acentuada que cualquier propuesta hecha en el Congreso o por
la Casa Blanca. En realidad, ya en respuesta a este enfado generalizado y
hartazgo de guerras, la Administración Obama había hecho propuestas
(consideradas muy insuficientes por la mayoría de la población) de bajar tal
gasto, habiéndolo reducido en los últimos años.
El
bombardeo de Siria, sin embargo, costará, según cálculos iniciales, más de 1.000
millones de dólares (lo cual ha incrementado inmediatamente, tal y como informó
el Boston Herald (31 Agosto 2013), el valor de las acciones –que estaban
bajando– de las empresas productoras de material militar tales como General
Dynamics, Boeing, BAE Systems, Raytheon y muchas otras). Mientras, como indiqué
en el párrafo anterior, el mismo gobierno federal está recortando fondos para
alimentar a niños que pasan hambre.
La
llamada a la intervención militar en Siria
El
argumento aducido por la Administración Obama para bombardear Siria –la
penalización al gobierno Asad por el empleo de armas químicas- carece, como he
dicho antes, de credibilidad, pues tales armas se han utilizado anteriormente en
el conflicto sirio, por ambas partes, tal y como documentó la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su investigación de la situación en
Siria así como en muchos otros conflictos llevados a cabo por EEUU (como en
Vietnam), o por sus aliados, como Israel en 2009, en su represión de la
población palestina de Gaza (tal y como ha denunciado Amnistía Internacional y
señalado Chris Hedges, jefe de la oficina del Middle East del The New York Times
(ver la entrevista en mi blog http://www.vnavarro.org)), o, como he indicado anteriormente,
por los aliados de EEUU, como el entonces aliado Saddam Hussein en su lucha
contra Irán en 1988. En realidad, la historia de EEUU está llena de casos de
utilización de armas biológicas y químicas, tanto por su gobierno como por sus
aliados.
¿Cuál
es, entonces, el motivo real para iniciar tal bombardeo de Siria? Hay varios
motivos, todos ellos relacionados con la situación en EEUU. La pérdida de
legitimidad del establishment de aquel país es enorme y se encuentra en una
situación muy defensiva, acorralada. Siente que tiene que hacer algo, tanto en
el interior como en el exterior del país. El Medio Oriente (de enorme
importancia estratégica para el establishment estadounidense i europeo) está en
una situación volcánica, en la que EEUU está perdiendo el control. Hoy esta zona
del mundo es un volcán que está explotando.
Para
aquel establishment de EEUU y europeo, Irán es el centro del mal, que quiere
decir que puede afectar más negativamente sus intereses. La alianza Siria-Irán,
apoyada por Rusia, representa una amenaza a la hegemonía de EEUU en aquella
zona. Y últimamente parecía que el dictador Asad en su lucha contra los rebeldes
podría prevalecer y ganar en aquel conflicto. De ahí que se intente ahora
aprovechar el incidente de las armas químicas para atacar y debilitar a tal
gobierno. Este es el objetivo de tal intervención: intentar recuperar tal
hegemonía que está perdiendo el gobierno federal de EEUU (y de Europa), tanto en
el exterior como en el interior.
Y
una de las primeras movilizaciones en contra de esta recuperación del dominio
procede precisamente de las clases populares de EEUU. Para el Presidente Obama,
tal decisión de bombardear Siria le significará un enorme coste político. Como
muy bien ha señalado el que fue Ministro de Trabajo del gobierno Clinton, Robert
Reich (ver Robert Reich “Obama’s Political Capital And the Slippery Stone of
Syria”), tal intervención, que le iría muy bien al establishment estadounidense
para desviar la atención del país hacia el exterior (en un momento de grandes
tensiones dentro del país), le debilitará enormemente, independientemente de que
sea o no aprobada por el Congreso de EEUU (una institución que sólo goza de un
15% de apoyo popular, precisamente por percibirse por parte de la población
estar instrumentalizada por la Corporate America). Es probable que la Cámara
Baja del Congreso (la menos alejada de la población) vote en contra debido al
enorme enfado que la población ha mostrado a la mayoría de congresistas en sus
distritos. Han sido precisamente las bases del Partido Demócrata (el movimiento
sindical, el movimiento de derechos civiles, el movimiento feminista y el
ecológico progresista) las que se han opuesto más a tal bombardeo. Y hoy, la
movilización popular contra tal intervención (que está bombardeando el Congreso
con llamadas y mensajes contra la intervención militar) está generalizada. Pero
el establishment estadounidense está movilizándose a través de los medios de
información para que el Congreso autorice tal intervención. Hoy, la población
recibe constantemente mensajes que la credibilidad del país está en juego,
indicando que el rechazo se leerá como una negación por parte del pueblo
estadounidense a continuar liderando las fuerzas que representan la democracia y
la libertad, un mensaje que se ha repetido continuamente para defender
dictaduras y regimenes feudales (y que van desde Arabia Saudí y Qatar a Honduras
y antes Haití) que han estado oprimiendo precisamente la libertad y la
democracia.
Ocurra
lo que ocurra, se inicia una nueva etapa en EEUU (incluso en caso de que la
Cámara Baja apoyara la intervención), donde la población, y muy en particular
las clases populares, están hartas de las guerras e intervenciones del gobierno
de EEUU para defender lo que Martin Luther King llamaba el “rol imperial” de la
Corporate Class, que está perdiendo muy rápidamente su apoyo popular. Y este es
el punto clave que marcará claramente un cambio importante en la historia de
EEUU (y creo que también del mundo).
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