lunes, 13 de marzo de 2017

Carta a la ministra Marilú Martens

Carta a la ministra Marilú Martens
Sobre el debate alrededor de la “cuestión de género”

Estimada ministra,
Los millones de peruanos que nos oponemos al currículo escolar nos dirigimos a usted para hacerle llegar una vez más nuestra voz de reclamo, pues sentimos que no estamos siendo escuchados ni se está atendiendo a nuestro derecho de exigir para los niños del país una educación en la que se respeten nuestros valores y principios.
Los representantes del gobierno, con el apoyo de la mayoría de medios de comunicación, parecen estar llevando adelante una campaña estratégica de descalificación a todo el que se oponga al currículo escolar. A quienes nos oponemos a este currículo con argumentos racionales nos tachan de “religiosos”, de “ultra conservadores” y hasta de “homófobos”, y nos ridiculizan constantemente, en lugar de escuchar nuestras razones. Parecen no querer prestar atención a nuestras preocupaciones, que consideramos legítimas y no son producto de nuestra imaginación.
Usted debe saber que ninguno de los que protestamos contra el currículo escolar ni de los que hemos participado en la marcha “Con mis hijos no te metas”, se opone a que exista igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y equidad entre ellos en todo lo que se refiere a su dignidad y a sus derechos. Los que nos oponemos al currículo escolar no somos un grupo de ignorantes retrógrados. Muchos somos profesionales altamente calificados, que hemos leído el currículo y comprendemos su contenido.
A lo que nos oponemos es a la “ideología de género”, y consideramos que ella sí está presente en el currículo escolar. Lo demuestra el hecho de que todo el currículo utiliza esa terminología. Si, como afirma usted, dicha ideología “no existe” en el currículo, ¿por qué la insistencia en mantener su terminología? ¿Por qué no hablar entonces de “igualdad entre los sexos”? ¿Por qué no hablar de “identidad de la persona”? La obsesiva defensa que se hace del “enfoque de género” parece ocultar una posición ideológica con la que millones de peruanos no comulgamos.
Hablar, pues, de “enfoque de género”, “igualdad y equidad de género” e “identidad de género” y negar la referencia a la “ideología de género” es como hablar de “proletariado”, “lucha de clases” y “opresión capitalista” y negar referencia alguna al marxismo. Esto debería ser suficiente para pedir que se cambie la redacción del currículo y se elimine toda referencia en la educación a una ideología que ya ha sido impuesta en varios países con resultados nocivos para niños y adolescentes.
Pero el problema no es solo de terminología. El currículo plantea claramente lo que han reafirmado en varias oportunidades usted y otros representantes del ministerio: que se quiere distinguir entre “sexo” y “género”, siendo el “sexo” una condición biológica y el “género”, en cambio, aquello “que se va construyendo” con toda una serie de influencias. En esto, señora ministra, hay un error gravísimo.
Y es que pareciera considerarse que aquello “que se construye” lo es de manera independiente al sexo biológico, que es la condición natural del individuo. Eso que el currículo llama “género”, ¿se construye sobre la base de la identidad sexual o se construye de manera independiente de la identidad sexual, como si se superpusiera a ésta? Según su visión, ¿la identidad de género es más importante que la identidad sexual y es la que verdaderamente determina a la persona?
Por lo demás, todo lo que el currículo atribuye a la identidad de género, ¿no forma parte más bien de la identidad sexual? Esta, como bien sabe usted, no se reduce al aparato genital, sino que afecta el desarrollo de la persona en todas sus dimensiones, desde la concepción. De dicha identidad forman parte todo el mundo afectivo y relacional de la persona en su proceso de maduración. Desde nuestra visión, por lo tanto, pretender separar la “identidad sexual” de algo como una “identidad de género” no responde a nuestra visión humana, y exigimos que sea eliminado completamente de la enseñanza de los niños.
Afirmamos una vez más que para lograr el fomento de valores como la igualdad de oportunidades entre varón y mujer, así como la tolerancia y el respeto mutuo entre personas de cualquier creencia y condición en nuestras escuelas, no consideramos necesario adoptar una terminología que tiene detrás posiciones ideológicas muy claras, opuestas a la visión de millones de familias peruanas.
Le pedimos, pues, que responda a estas inquietudes y que no siga llevando la discusión al plano de esa igualdad con la que todos estamos de acuerdo. Exigimos, asimismo, que el currículo escolar sea corregido y que se dé la posibilidad, mediante algún mecanismo de representación, a que la posición de una gran mayoría de padres de familia sea tomada en cuenta seriamente en la elaboración de un nuevo documento curricular.

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