Los optimistas creíamos hasta el mediodía de ayer que el presidente Ollanta Humala había entendido la necesidad de dar un golpe de timón y orientar mejor su gobierno que está por cumplir la mitad de su mandato, para lo cual una renovación en la Presidencia del Consejo de Ministros y en el equipo del Poder Ejecutivo era la oportunidad ideal. Sin embargo, tras la juramentación del "nuevo" gabinete, queda claro que no se podrán esperar muchos cambios, salvo que el flamante premier César Villanueva sea un fenómeno de la política.
El presidente Humala pudo haber oxigenado su gestión con caras nuevas como el flamante ministro de Educación, Jaime Saavedra Chanduví, un profesional con los mejores antecedentes y pergaminos académicos que sin la menor duda hará una mejor gestión que Patricia Salas, quien hace mucho tiempo debió dejar el portafolio de San Borja, pues fue la encargada de traerse abajo la Carrera Pública Magisterial que pudo haber servido para salir del hoyo en que nos encontramos, a través de la mejora de la calidad de los docentes.
Ideal hubiera sido ver caras nuevas también en Relaciones Exteriores, teniendo en cuenta que Eda Rivas se salvó por muy poco de ser censurada por el Congreso y tuvo expresiones muy desafortunadas al hacer su pedido de compra de un nuevo avión presidencial, y al no poder coordinar bien con el Congreso las "escalas técnicas" del jefe de Estado. Esto, como se recuerda, metió en un serio lío al expremier Juan Jiménez, en su intento por respaldar la metida de pata de la dama y no parecer que la estaba dejando sin piso.
Quizá pudo haber también cambios en Transportes y Comunicaciones, luego de los brutales accidentes de carreteras que hemos tenido en las últimas semanas, tras lo cual el ratificado ministro Carlos Paredes salió a decir que era imposible controlar las pistas del país, con lo que en otras palabras mandó a los pasajeros de los ómnibus que van por las rutas del país, a que recen tres rosarios y cinco padres nuestros antes de viajar, porque la autoridad nada puede hacer para evitar las tragedias. Y eso que en el Perú nos la pasamos fomentando los viajes y el turismo.
En Salud tenemos a Midori de Habich, quien sigue teniendo muy serios problemas con los profesionales de la salud y en especial con los médicos, que están dirigidos por un personaje como César Palomino, quien si no está en huelga se la pasa amenazando con una nueva paralización, y personalmente me parece que está buscando agrupación para lanzarse a algún cargo público. Los reclamos laborales han sido un gran lastre en su gestión. Además, la ministra no ha podido dotar de mejoras a los servicios de salud pública, que son donde se atienden los más pobres de este país.
Sea porque no hay más gente que en estos tiempos quiera ponerse el fajín de algún ministerio o porque el presidente Humala quiere seguir aplicando las mismas recetas que le han hecho perder más de 25 puntos de aceptación en apenas seis meses, lo cierto es que pese a la necesidad de cambios, seguiremos con un gabinete cuestionado, servil a Nadine Heredia, que no genera la confianza necesaria y que si no corrigió algunos defectos en 15 meses, menos lo hará ahora. El premier Villanueva empieza su gestión con la gran dificultad de tener al lado a gente cuestionada. Le deseamos suerte.
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