Después de reírnos de Melcochita o Tongo, dos artistas con ribetes de payasos y eventuales candidatos al Congreso, debemos llorar ante la calidad de nuestros verdaderos políticos: los congresistas. Personajes que siempre están dispuestos a convertirse en payasos y a atraer los flashes gracias a los insultos más hilarantes y a los golpes más burdos
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Luego de ver la presentación del Primer Ministro, César Villanueva, ante el Pleno del Congreso se comprueba otra vez que la vida parlamentaria es pobrísima. El discurso de pensamiento es ahora un discurso de cliché, peor, de barra brava . "Eres un loco", "Y tú eres ratero", "Vuelve al colegio", "Has pasado de gatito faldero a avestruz", "Eres inimputable", "¡¡Imbecerril"... Más que una frase es un azote desenfrenado. Desaparece la prudencia. La razón nunca ocupa el lugar de las pasiones y como decía el General San Martín: "Cuando las pasiones hablan, todo enmudece". Todo es vacío. Con razón el 90 por ciento de peruanos desaprueba el Congreso.
El Premier habló de esperanza por un futuro mejor, de trabajo en conjunto, de crecimiento económico, de inversiones y de darle impulso a las regiones. Muchos lo ningunearon. "Esas promesas las dicen todos, le faltó precisión en sus lineamientos", dijeron los opositores. ¿Qué querían? ¿Mejor no hubiera prometido nada? Imagino que hubiera ocurrido lo mismo que en un recital de los Rolling Stones, en el cual Mick Jagger dijera que no tocarán "Satisfaction". Lo matan.
La realidad es que los congresistas no saben vincularse con el pasado y sienten que el futuro es puro abismo. Por eso, es moneda corriente el "sálvese quien pueda".
Bueno, también es moneda corriente reputar de enemigo al que no es de la misma opinión. Por ejemplo, el congresista Johnny Cárdenas llevó a Tilsa Lozano al Congreso para una charla sobre el VIH y le llovieron críticas de sus propios colegas. Es evidente, que su decisión fue marketera, farandulera, con el fin de tener convocatoria al momento de presentar un proyecto de ley, pero no hizo ninguna fechoría. Por supuesto, los cuestionamientos también apuntaron a la modelo. Hay que recordar que cuando construimos en base a las diferencias criterios de inferioridad y superioridad estamos discriminando.
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