SERVICIO MILITAR: REPRESION Y DESHONRA PARA JOVENES PERUANOS
“Para conocer la acción
civilizadora de los cuarteles, basta comparar al conscripto en el
momento de enrolarse con ese mismo hombre al terminar los años de
servicio: el que partió honrado, compasivo y trabajador, regresa bribón,
inhumano y holgazán”. (El Sable. Manuel Gonzales Prada, 1904).
El servicio militar obligatorio es otra de las
aberraciones reaccionarias del gobierno de Ollanta Humala. Lo que no se
atrevió a ejecutar el mafioso Fujimori lo hace quien dijo cínicamente
ser “progresista”, “antiimperialista” y democrático”. Con el presidente
actual los militares desprestigiados, mafiosos, criminales y aborrecidos
por el pueblo han retomado con descaro al control del Estado, la
política y la sociedad. Como han comentado diversos medios de
comunicación, Ollanta Humala ha introducido “por la puerta falsa el
servicio militar obligatorio”. Para este fin, el gobierno que desde el
inicio actúa como el tahúr fullero ha modificado la Ley de Servicio
Militar. Ello significa que sino se logra completar el número de
personas que “voluntariamente” quieran ingresar al ejercito, se
procederá de inmediato con un sorteo nacional obligatorio y compulsivo
para los jóvenes peruanos.
El servicio militar obligatorio, aparte de ser
anticonstitucional, constituye un grave acto de execrable presión contra
juventud de este país. El joven peruano, obligado o voluntariamente, a
ingresar a las filas de las fuerzas armadas pierde su dignidad y se
convierte en un paria de los cuarteles. Deviene “carne de cañon”, un
sirviente de los oficiales y un aprendiz de matarife y ladrón. En el
ejército, la Marina, la aviación o cualquier otra institución armada,
solo conseguirá el desprestigio, la deshonra, el embrutecimiento moral y
ético. La institución militar, desde su origen hasta la actualidad, es
una vergüenza moral del país. Las fuerzas militares nunca han ganado una
guerra externa y la propia existencia del militarismo es una amenaza
permanente, no sola para la democracia y la libertad, sino también, para
la integridad del territorio nacional.
Los jóvenes, victimas de esta creciente militarización,
deber oponerse y luchar contra el servicio militar obligatorio. Obligar a
los jóvenes a ingresar al ejército, no solo es una medida aborrecible y
atentatoria contra la libertad individual: es sobre todo expresión de
la creciente militarización del país. Es una muestra del retroceso de la
civilidad culta, la democracia, y el estado de derecho. Significa
también el retorno del fujimorismo y el regreso del sistema policiaco
impuesto por el capitán Vladimiro Montesinos. Perú se sigue hundiendo en
la oscuridad de los cuarteles militares. Humala formado en los inmundos
cuarteles militares y actual presidente del Perú, sigue dando pasos
acelerados que conducen al Perú a una etapa de oscurantismo de los
cuarteles.
Hay que dudar que los jóvenes peruanos puedan sentir
atracción en vestir el uniforme militar. El desprestigio de las fuerzas
armadas es histórico. La corrupción, la represión y el crimen masivo o
selectivo contra la población desarmada es su modo vivendi. Desde sus
orígenes su más altos representantes, se han vinculado con la cobardía y
la deserción. Sus héroes son de barro y de pacotilla. Contra la
subversión interna o los conflictos exteriores nunca han demostrado
valor en los combates. Son campeones de asesinar prisioneros de guerra,
violar guerrilleras desarmadas, y quemar pueblos de humildes
campesinos.
Resulta un peligro que las fuerzas armadas puedan tener
acceso y nutrirse de la juventud peruana. Hay que considerar que esta
institución no tiene ningún valor para la nación. Sus generales y otros
oficiales se han vinculado al narcotráfico internacional, contrabando
de armas, tráfico en el uso de los bienes del Estado (comercio de
combustible, coimas, tráfico de casas, etc.) y en otros graves hechos.
En la actualidad hay varias centenas de generales y coroneles acusados
de crímenes y otros delitos. Pero las fuerzas armadas son también una
enorme carga parasitaria para el Estado y la sociedad. Solo para el año
2012 se registró “oficialmente” un presupuesto de más de 2 mil millones
de dólares, sin contar el dinero secreto que manejan las cúpulas
militares. No es compatible con la miseria del pueblo peruano, que los
militares (las cúpulas) constituyan una casta privilegiada. Tienen
colegios particulares, grandes tiendas, importantes club privados de
recreación, y centros habitaciones familiares. Los genérales, coroneles,
comandantes y otros oficiales, tienen asegurado para toda la vida
jugosas pensiones, sirvientes (provienen de los mismo reclutas), y otros
privilegios que no tiene ninguna relación con la inutilidad de esta
institución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario