“Promoción a un hombre”. El poeta Tulio Mora sobre JDC
Publicada el 1ro de abril vía Facebook, compartimos con nuestros
lectores esta conmovedora nota escrita por el poeta horazeriano Tulio
Mora.
Para Javier Diez Canseco
Este es el título de una canción de los Rolling Stones que siempre lo
asocié a él cuando lo veía caminar entre miles de huelguistas,
sobreponiéndose en un mundo sin equilibrio. Quería ser como cualquiera
de nosotros, pero siempre fue más. Y aunque muchas cosas le delataban la
suerte que condenábamos -la de apellidos sonoros y biografías que
hacían insoportable la nuestra- sabíamos que entre los suyos ser
diferente como él era peor.
Además ¿quién elige dónde nacer y acaso no es maravilloso reducir ese
episodio frente a una voluntad que nos cambia la vida? Por eso, aunque
rengueara el suyo era el paso firme de los que emprendían desbordadas
travesías dispuestos a robarle al diablo todas sus trampas. El prodigio,
la revolución, las conmociones de la tierra llegarían tras nuestro
paso.
Con esa intransigencia y la rara rectitud de los iluminados estábamos
convencidos que hasta los verdugos le temían. Pero más allá de su
aparente dureza uno se asombraba mirándolo sonreír, beber, cantar, leer
poemas, amar a su mujer y besar a sus hijos.
Sabemos de hombres cuya vida se inicia con una renuncia. En su caso
fue por obstinación de parecerse demasiado a los muchos. Y si entre
tantas cosas por elegir decidió ese destino es porque en algún momento
descubrió que lo que cuenta en verdad es el mensaje que los rebeldes
arañan en los cielos polarizados de todo poder -aquel que no amansan ni
cárceles ni torturas ni exilio-, recordándole que su desventura física
era la trascripción de la misma escritura.
Él era pues uno entre muchos y eso que hubo muchos en una generación
abismada en la desproporción del sueño. Cierto, no pudimos cambiar el
mundo pero dejamos la pasión de los ríos desbordados, su rugido, su
derrame vital sin el cual ustedes no podrían sobrevivir porque saben que
el misterio de esas aguas es que se renuevan perpetuamente arrastrando
su intensidad.
Promoción a un hombre, ya lo dije, la canción que yo escuchaba en mi
adolescencia abriéndome paso entre un tumulto de desesperados. Y lo que
hayamos vivido y sufrido, nuestros amores y lealtades, el tiempo menudo
que se escurre persistente y llamamos la historia, ahora, viéndolo a él,
nos trasmiten algo superior a la dimensión de una impaciencia.
Y entonces lo que celebro aquí es a un hombre que aún le da consistencia a esa palabra
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