Inclusiva, comunicadora, actriz (¿vieron su actuación a doble papel en sus épocas de universitaria?), teatrera ("¿dónde están mis ministros?"), ágil, operativa, simpática, 'figuretimente' correcta; siempre a la derecha de su mentor (aunque el año pasado, en la Misa y Te Deum en la Catedral, tomó el sillón del Mandatario), el jean y camisita es su uniforme de campaña. Siempre lista.+
No le rehúye al beso a un niño de Qali Warma. Canta (le entraba a la trova cuando todavía no conocía al comandante), habla bien, trajina, se pone poncho, come papa. Es embajadora de la quinua, mamá y jefa de la casa. Le salen buenas frases como: "¿tan difícil es caminar derecho?". Cogobierna, ronca ("investigar la lacra que desde los 90 y hasta hoy actúa infiltrada en las instituciones es mi opinión. No es injerencia, ¡es coherencia!").
Moderna, tuitera, viajera, atenta a la jugada ("¡Vamos chicas, sigan pintando el mundial de rojo y blanco!"). Convence, manguita corta, sonrisa a todo diente, flaca (y eso que no corre), de portada. Buena pasta, fresca, leída, ilustrada, contestataria. Ella misma es. Grita goles en el estadio; da la espalda cuando algo o alguien le fastidia.
Nacionalista sin dudas ni murmuraciones. Presidenta ya. Es casi la mujer perfecta (parafraseando la canción de Ana Cirré), la que el votante buscó por tanto tiempo, la que hace vibrar la piel y el esqueleto a muchos decepcionados de la política; ella sería la candidata perfecta, pero solo tiene un defecto: está prohibida por la Constitución.
La ley actual se lo impide y cualquier modificación la pondría del lado arbitrario que tanto se temió de este gobierno, pero -y dale la mula al freno- la sintomatología de postulante que exhibe por estos días, rompiendo los linderos de acción de una primera dama, empieza a romper la retahíla de loas gastadas al inicio de esta columna.
El 5 de julio pasado daba muestras de haberlo entendido: "Soy respetuosa de las reglas de juego, por lo tanto estoy negando esa posibilidad de 2016. Lo he negado varias veces y de diferentes maneras". Algo ha pasado en los últimos meses porque sus fauces denotan que está famélica de poder inmediato, de sucesión presidencial. Es Nadine y hace lo que quiere.
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