JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y KIM IL SUNG:
IDEAS PARA UN PARALELO
Luis M. MARAVÍ ZAVALETA
(Un humilde homenaje para
el 60° Aniversario de la Guerra de Liberación de la Patria de la RPD de
Corea)
Martens (1992) afirmaba que no
era un milagro que la RPD de Corea se mantuviera en pie a pesar del derrumbe del
“socialismo real”. Todo ello se debía a la capacidad de crear un socialismo
independiente, basado en las masas populares coreanas, de acuerdo a la realidad
del país. El socialismo coreano tiene en la Idea Juche (teoría filosófica
derivada del marxismo y las tradiciones nacionales coreanas) su núcleo
metodológico y a Kim Il Sung como su fundador. Resulta interesante desde el
punto de vista teórico – político el trazado de un paralelo entre la vida y obra
del Líder coreano y la trayectoria de nuestro Amauta: ¡no son pocas las
similitudes!
Ni José Carlos Mariátegui ni Kim Il Sung nacieron en cuna de oro.
Separados por apenas 17 años de diferencia (el peruano nació en 1895; el
coreano, en 1912), casi se les puede considerar contemporáneos. Ambos trabajaron
desde muy pequeños, si bien es cierto que la Corea pisoteada por el imperialismo
nipón era espantosamente peor que el Perú de la República Aristocrática, aunque
ambos escenarios compartían un rasgo ignominioso: los naturales del país eran
tratados mucho peor que los extranjeros, sus amos.
Los primeros estudios del Amauta en una escuelita fiscal no fueron
tan difíciles como los del niño Kim Song Ju (Kim Il Sung es uno de los nombres
que adopta después, durante la lucha guerrillera): el futuro General tuvo que
abandonar su Patria para aprender su propio idioma (prohibido por los japoneses)
y el chino en una escuelita del noreste de China. Pero en los ideales comienzan
las coincidencias: si el Amauta sostenía que su vida era guiada por un alto
ideal, Kim Song Ju tuvo siempre presente la consigna “Jiwon” (“Gran propósito”),
enunciada por su padre, el ilustrador Kim Hyong Jik, fundador de la clandestina
Asociación Nacional Coreana. El “camino de mil ríes para el estudio” que
le permitió al futuro revolucionario coreano conocer a su Patria y al pueblo se
equipara al viaje del Amauta a Italia. No se trata solo de la lejanía del país
de destino sino de la evolución que sufrió el propio Mariátegui: de periodista
hípico a hombre comprometido con las causas sociales. A veces de lejos se conoce
mejor lo propio, con mucha mayor razón si en el viaje se obtiene las
herramientas para hacerlo: Constantino Cavafis lo describió muy bien en su poema
“Ítaca”. Eso fue lo que no comprendieron los individuos indecentes que lo
tildaban de europeísta, frente a un supuesto “indoamericanismo” que nunca
llevaron a cabo.
El período organizativo, teórico y político de ambos líderes
marxistas es muy rico en acontecimientos similares: mientras el Amauta se dedicó
a organizar el colectivo que trabajaría después en torno a la revista “Amauta”,
el quincenario “Labor” y el Partido Socialista, Kim Il Sung organizaba la Unión
para Derrotar el Imperialismo (UDI), la Unión de la Juventud Antiimperialista
(UJA) y otras pujantes organizaciones en las provincias chinas del noreste, con
gran acogida de los chinos y coreanos allí residentes. Mientras José Carlos
Mariátegui escribía ensayos y artículos acerca de la realidad peruana que Lima
no reconocía por encontrarse fuera del Jirón de La Unión, el juvenil
revolucionario coreano escribía dramas revolucionarios, revistas y canciones que
tenían por objetivo despertar el sentimiento nacional coreano, atemorizado por
la japonización. Si el Amauta representó un grado superior, socialista y
marxista, en el desarrollo del pensamiento político peruano con relación al
anarcosindicalismo, Kim Il Sung desempeñó análogo rol sobre el nacionalismo
feudal, añorante de la depuesta dinastía Ri y que perdía su tiempo constituyendo
numerosas juntas de gobierno de papel en el extranjero.
Pero la mayor coincidencia del Líder coreano con el Amauta se
encuentra en una tesis central en ambos. Es conocida la sentencia mariateguiana
acerca del socialismo sin calco ni copia que se debe crear en América Latina.
Pues bien: Kim Il Sung arriba a la Idea Juche como reacción frente a los rasgos
predominantes en los políticos nacionalistas y arqueocomunistas de Corea:
subordinación a las grandes potencias, desconfianza en la fuerza de su propio
pueblo, poco espíritu creativo para resolver los problemas surgidos de la
realidad. La concepción del Juche la realizó Kim Il Sung a los 17 años mientras
se encontraba preso en la ciudad china de Jilin. Luego de ello, estaba listo
para iniciar la preparación de la lucha guerrillera antijaponesa, creando la
Asociación de Camaradas Konsol o, posteriormente, la Asociación para la
Restauración de la Patria.
El realismo y pertinencia de las
tácticas políticas de Kim Il Sung y sus camaradas, así como la flexibilidad de
los métodos empleados, cuyo éxito se deja ver a partir de 1932 cuando se inician
las acciones armadas, no siempre fueron bien comprendidas a la primera ocasión
por la Internacional Comunista (IC). Sin embargo, ello no significó una ruptura,
sino una explicación persistente a los representantes de la IC con hechos y
obras, lo que le valió al Líder coreano sucesivas invitaciones a Moscú para
estudiar y enseñar a otros comunistas, las mismas que siempre fueron rechazadas
amablemente. Ya terminada la Segunda Guerra Mundial, Stalin hubo de agradecerle
por su destacado rol al defender la frontera oriental de la URSS de los
japoneses. En las discusiones con la IC también se nota la similitud de las que
libró Mariátegui con el Comité Sudamericano, a raíz de las tesis
organizacionales y políticas creativas que envió mediante dos delegados: tal vez
por dogmatismo de sus dirigentes, tal vez por prejuicio, ¡quién sabe! Quizá fue
el deseo de explicar personalmente sus ideas al Buró en Buenos Aires el que
animó el viaje que finalmente fue truncado por su muerte.
El paralelo entre Kim Il Sung y el Amauta culmina en 1930. Luego de
este año, el Líder coreano desarrolló una vastísima actividad para liberar Corea
los japoneses, desarrollar el nuevo Poder, derrotar a los norteamericanos y
continuar construyendo el país hasta su muerte en 1994. Después de 1930, la
trayectoria del Amauta se pierde en el terreno de la ucronía: ¿qué hubiese
pasado si hubiese conseguido defender con éxito sus tesis en Buenos Aires?
¿Hasta qué punto podría haber desarrollado el marxismo sin calco ni copia? ¿Cuál
hubiese sido el rumbo del Partido Comunista con su Amauta a la cabeza? ¿Su
actividad política y social hubiese coincidido con la que delineó Kim Il Sung
para su país? Nadie lo sabe ni lo sabrá nunca, pero de la creatividad política
de José Carlos Mariátegui y Kim Il Sung hay mucho que aprender
todavía.
Referencias bibliográficas:
· Kim
Il Sung: breve biografía. (2001).
Pyongyang: Lenguas Extranjeras.
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