Jueves, 
26 de diciembre de 2013 | 7:01 am
Estafa. 
La ligereza con la que se emitió autorizaciones de funcionamiento a 
universidades ha agravado la crisis de la educación 
superior.
Estafa. 
La ligereza con la que se emitió autorizaciones de funcionamiento a 
universidades ha agravado la crisis de la educación 
superior.
Estafa. 
La ligereza con la que se emitió autorizaciones de funcionamiento a 
universidades ha agravado la crisSegún 
la ANR, 25 de esos precarios centros de estudios están en Lima. Algunos se 
encuentran en esa situación desde hace más de 10 años. Experto del IEP afirma 
que este problema evidencia el desorden en el que trabajan estas 
entidades.
"Mala 
calidad" fue el argumento que más se utilizó en los últimos meses para 
criticar a la universidad peruana.
Muchos 
la defendieron y pidieron que no se meta a todas las casas de estudios 
superiores en un mismo saco, pues no todas son iguales, lo cual es verdad. Según 
registros de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR), de las 140 
universidades, entre públicas y privadas, que funcionan en el país, 
solo 76 son institucionalizadas.
El 
resto, es decir, 64 sedes, solo cuentan con 
una autorización provisional de funcionamiento otorgado por el 
Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades 
(Conafu). Sin embargo, en el registro de esta entidad figuran solo 51, e incluso 
algunas solo cuentan con Ley de Creación.
Por 
tener esta condición, en lugar de un rector, las dirige el presidente de una 
comisión organizadora.
Solo 
en Lima hay 25 universidades en esa situación, aunque, según el 
Conafu, sólo son 19. Entre ellas figuran las universidades Peruana Simón 
Bolívar, Nacional Tecnológica del Cono Sur, de Ciencias y Humanidades, Peruana 
de Integración Local, Autónoma del Perú, Arzobispo Loayza, Ciencias y Artes de 
América Latina, Peruana de Arte Orval, Privada SISE, por mencionar solo 
algunas.
A 
pesar de su condición de provisionalidad, que no garantiza que cuenten 
con lo necesario –en infraestructura ni en personal docente 
calificado–, igual entregan títulos en nombre de la Nación.
Inclusive, 
a pesar del tiempo transcurrido, hay universidades, como la de Desarrollo 
Andino, la Privada Sergio Bernales y la Nacional Intercultural de la Amazonía, 
que no han regularizado su situación y trabajan con la autorización 
"provisional" desde hace más de diez años, sin que ninguna norma se lo 
impida.  
Muchas 
universidades, 16 en realidad, fueron creadas por el Congreso durante el segundo Gobierno de Alan 
García, sin importar si tenían o no recursos, local propio 
o si comenzaron sus funciones sobre la filial de otra universidad e institutos 
que ya estaban funcionando, como ocurrió con doce casas de estudios superiores, 
lo cual generó conflictos y enfrentamientos. Por eso llama la 
atención que el Apra ahora cuestione este problema.
Tal es el caso de las 
universidades nacionales de Barranca y autónoma de Tayacaja "Daniel Hernández 
Morillo".
Y 
a pesar del desorden en la creación de universidades, legisladores como Pedro 
Spadaro, Renán Espinoza, Yonhy Lescano, Ana Jara, José Urquizo y Rubén Coa 
propusieron sus respectivos proyectos de ley para crear otras 
instituciones más en sus regiones de origen.
Lucrativas
Pero 
además de todo ello, existen dos tipos de universidades privadas: las que siguen 
al amparo de la Ley Universitaria vigente (sin fines de lucro) y las que regula 
el Decreto Legislativo N° 882 (con fines de lucro). Sin 
embargo, no hay gran diferencia en el cobro de pensiones entre unas y otras.
El 
presidente de la Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior 
(FIPES), José Dextre Chacón, señaló en una columna a mediados de año, que "la 
PUCP, la de Lima, Cayetano Heredia o Pacífico, poseen pensiones iguales 
o mayores a las universidades con fines de lucro, o mejor llamadas 
Societarias por ser su persona jurídica una Sociedad Anónima".
Es 
decir, señala Dextre, que el lucro o no lucro no garantiza la 
gratuidad ni que haya pensiones más bajas.
¿Cuál 
es la diferencia? Dextre indica que "simplemente el destino del saldo (utilidad 
o excedente) que surge al restar los egresos de los ingresos".
Problemas 
y desorden
El 
investigador en temas de educación del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), 
Ricardo Cuenca, refiere que este escenario indica que hay un problema con los 
mecanismos de lacalidad educativa que tiene el país, ya que los 
organismos que deberían velar por ese "aseguramiento de calidad" están 
trabajando de manera aislada al momento de brindar las autorizaciones y 
acreditaciones a las universidades.
"La 
autorización, que se conoce como el licenciamiento, es decir, el control 
de calidadque el Estado otorga a las universidades para que estas 
funcionen, está en manos del Conafu y no está funcionando del todo bien", 
remarca, y lamenta que egresen estudiantes que no han sido bien preparados.
Agrega 
que más allá de la legalidad de los títulos que entreguen las 
universidades no institucionalizadas, estos tienen poco valor comercial, por lo 
cual las posibilidades de los jóvenes egresados para conseguir empleo serán casi 
nulas.
De 
hecho, según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe 
(Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Perú se encuentra 
como el segundo país con mayor subempleo en América Latina.  
Cuenca 
añade que el Conafu no debería tardar 10 años para otorgar una licencia 
definitiva, pero existe un vacío legal en el que trabajan; similar al 
que tiene la ANR, que recibe fondos del pliego del Ministerio de Educación sin 
llegar a ser un Organismo Público Descentralizado (OPD) de esa cartera.
 Pero 
además, dice, sería ideal saber bajo qué criterio  se otorgan los 
permisos, pues parecen ser más que elementales.
Asimismo, 
recomendó que además de un organismo del Estado que vele por el adecuado 
otorgamiento de las licencias de funcionamiento y la acreditación, se 
necesitan auditorías académicas que evalúen periódicamente el 
funcionamiento de las universidades.
"Este 
sistema de auditoría  no existe y por eso tenemos una situación 
caótica, no solo en el Perú sino en América Latina", sostuvo.
Aunque 
remarcó que la calidad debería garantizarse desde un inicio, es decir, al 
momento de entregar la licencia de funcionamiento, porque si no los estudiantes 
y sus padres tendrían que esperar cuatro o cinco años para la 
acreditación. En pocas palabras, estudian en un lugar sin garantía.
Plazo 
para licencia debe ser de 5 años
El 
vicepresidente de la ANR, Enrique Bedoya, explicó que las universidades 
institucionalizadas responden a esta entidad y tienen plena autonomía, mientras 
que las no institucionalizadas se encuentran en el ámbito del Conafu, que es el 
encargado de evaluarlas.
Señala 
que lo ideal es que máximo en cinco años las universidades logren 
su licencia de funcionamiento definitiva.
La 
ANR advierte que la entidad que usa las denominaciones "Universidad Privada Los 
Ángeles", "empresa universidad Los Ángeles SA" o "empresa universidad Los 
Ángeles SRL", carece de valor legal, por lo que sus títulos no 
tiene validez.
Precisaron 
que la sede que sí tiene validez es la Universidad Católica Los Ángeles de 
Chimbote.
En 
cifras
76 
universidades tienen la condición de institucionalizadas.
64 
universidades funcionan con una licencia provisional.
16 
casas de estudios superiores fueron creadas en el gobierno 
anterior.
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