Dijeron que la Comisión Lava Jato era un instrumento del fujimorismo para desestabilizar a este gobierno e intentaron descalificarla
Se han burlado y nos han mentido. Con cinismo, dijeron que no tenían ninguna relación profesional, ni comercial con Odebrecht. Lo dijeron por redes sociales, en mensaje a la Nación, por medios de prensa y hasta en un escrito oficial dirigido a la Comisión Investigadora de Lava Jato. Hoy sabemos que hay 5 millones de pruebas que demuestran lo contrario.
Dijeron que los intereses del Perú estaban por encima de todo; sin embargo, hoy entendemos porqué el bendito Decreto de Urgencia 003 no cautelaba los intereses del país y porque el Presidente se opondría y observaría la ley que lo mejoraba. Entendemos por qué sacaron a las procuradoras anticorrupción, entendemos por qué demoraron tanto la contratación de los abogados norteamericanos para acelerar la extradición de Toledo y la complacencia gubernamental ante la demora para armar y enviar un simple cuadernillo de extradición sobre este caso.
Dijeron que la Comisión Lava Jato era un instrumento del fujimorismo para desestabilizar a este gobierno e intentaron descalificarla, a sabiendas, de que en esta Comisión solo hay dos fujimoristas de siete integrantes; dos mujeres fujimoristas valientes, las congresistas Rosa María Bartra y Karina Beteta, quienes están dando cátedra de lo que es la verdadera lucha contra la corrupción.
Dijeron que el Congreso, y principalmente los fujimoristas, cuestionábamos injustificadamente al Ministerio Público, cuando durante meses la Fiscalía de la Nación ha dejado hacer a las consorciadas lo que han querido. Y cabe preguntarse, si después de tantos meses de investigación, ¿no conocía la Fiscalía de estos pagos de Odebrecht a PPK? ¿Acaso no tenía en su poder los libros contables de Odebrecht donde estaba esta información? Y si conocía de estos pagos de Odebrecht a PPK, ¿decidió silbar y mirar para otro lado? Y sí no tenía esa información, ¿qué hizo para tratar de obtenerlos? No olvidemos que esta información la consiguió la Comisión de Lava Jato, pidiéndola con una simple carta al gerente de esa empresa. ¿Al fiscal de la Nación no se le ocurrió algo tan elemental?
El presidente de la República, ante esta delicada situación, ha dicho en un mensaje a la Nación: “He tomado nota del sentir de los ciudadanos” y ha informado que aceptaría recibir a la Comisión de Lava Jato y responder sus preguntas. No obstante, las explicaciones que pueda dar a estas alturas resultan extemporáneas e irrelevantes, por lo cual quiero apelar al hombre de Estado que ha cometido graves errores, para que –conforme a sus valores y convicciones democráticas– haga un examen de conciencia y anteponga los intereses de la Patria a su interés personal de permanecer en el cargo; y de ese modo el Perú pueda salir bien librado de esta inusual coyuntura, evitando crispar más el ambiente político; para lo cual lo exhorto a dar un paso al costado voluntariamente, que es lo que está pidiendo la gran mayoría de los peruanos en todo el país.
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