Stephen Hawking sobre el futuro del capitalismo, la desigualdad... y la Renta Básica.
En octubre del 2015, el reconocido físico y cosmólogo Stephen
Hawking, dejó caer una verdadera bomba sobre el capitalismo y el futuro
de la desigualdad. Con los rápidos avances tecnológicos de las últimas
décadas (por ejemplo, la tecnología informática, la robótica), hemos
visto crecer las desigualdades económicas a un ritmo alarmante, y como
una especie de clase plutocrática de propietarios - es decir, los
capitalistas - se volvían inmensamente ricos. Hawking cree que, si las
máquinas no terminan por reemplazar el trabajo humano y produciendo
todos nuestros productos, y continuamos la actual vía neoliberal,
estamos en camino de convertirse en una suerte de distopía con una clase
de grandes propietarios, con una riqueza inconmensurable, y una clase
inferior de desposeídos - es decir, las masas - que vivirán en la
pobreza extrema. En una sesión de “pregúntame lo que quieras” de Reddit
Hawkins escribió:
"Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado
dependerá de cómo se distribuyen las cosas. Todo el mundo podrá
disfrutar de una vida de lujo ociosa si la riqueza producida por las
máquinas es compartida, o la mayoría de la gente puede acabar siendo
miserablemente pobre si los propietarios de las máquinas cabildean con
éxito contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia
parece ser hacia la segunda opción, con la tecnología provocando cada
vez mayor desigualdad".
La sustitución del trabajo humano por máquinas ha sido siempre uno de
los temores de la clase trabajadora. Al inicio de la revolución
industrial, ese miedo dio lugar a una reacción violenta de los
trabajador conocida como el movimiento ludita: en Inglaterra, los
trabajadores textiles protestaron contra los despidos y las dificultades
económicas destruyendo equipos industriales y fábricas. Hoy en día,
ocurre de nuevo con la eliminación de muchos puestos de trabajo fabriles
previamente estables en ciudades como Baltimore y Detroit, sustituidos
en gran medida por la automatización. Este tipo de innovación
tecnológica que tiene lugar en toda la historia del capitalismo es lo
que Joseph Schumpeter llamó la "destrucción creativa", que describió
como un "proceso de cambio industrial que revoluciona incesantemente la
estructura económica desde dentro, destruyendo sin cesar la antigua,
creando incesantemente una nueva”. Schumpeter llamó a este proceso “la
característica esencial del capitalismo".
La destrucción creativa siempre ha resultado hasta ahora positiva
para la sociedad. Aunque que las innovaciones eliminan puestos de
trabajo para muchos, las nuevas tecnologías han creado históricamente
nuevas industrias y nuevos empleos con ellas. Este proceso inherente del
capitalismo aumenta rápidamente la productividad del trabajador y por
lo tanto hace que los que eran hasta entonces bienes de lujo pasen a
estar al alcance de sectores más amplios de la población. Las nuevas
tecnologías ayudan a producir muchos más productos, que aumentan la
oferta y empujan hacia abajo el precio para satisfacer la demanda.
Como he dicho anteriormente, históricamente, la destrucción creativa
termina produciendo nuevos puestos de trabajo después de la eliminación
de los antiguos. Pero actualmente podríamos estar tomando otra
dirección, y la tecnología estaría eliminando más puestos de trabajo que
los que crea. Nada ejemplifica esto mejor que los "tres grandes"
fabricantes de automóviles en 1990 (GM, Ford, Chrysler) en comparación
con las tres grandes empresas de tecnología de hoy en día. En 1990, los
fabricantes de automóviles estadounidenses obtuvieron $ 36 mil millones
en ingresos en total, y emplearon a más de un millón de trabajadores, en
comparación con Apple, Facebook y Google hoy en día, que en conjunto
consiguen más de un billón de dólares en ingresos pero, sin embargo,
sólo emplean 137.000 trabajadores.
Y ¿qué ocurre con la industria manufactura estadounidense en
comparación con el sector financiero? Desde la década de 1950, el sector
financiero ha pasado de alrededor del 10 por ciento de las ganancias de
las empresas nacionales a cerca del 30 por ciento actual (con un máximo
de 40 por ciento a principios de siglo), mientras que la industria
manufacturera ha caído de cerca del 60 por ciento de los beneficios
empresariales a alrededor del 20 por ciento. Pero lo realmente revelador
son los puestos de trabajo en EE UU de cada sector. El empleo en la
industria financiera se ha mantenido bastante estable en los últimos
sesenta años, menos de un 5 por ciento, mientras que la industria
manufactura se ha reducido de un 30 por ciento a menos del 10 por
ciento. Esto tiene mucho que ver con la financiarización de la economía
estadounidense, pero también con el aumento de la automatización. Y esta
tendencia se va a acentuar. Según un estudio de la Universidad de
Oxford de 2013, hasta el 47% de los puestos de trabajo podrían ser
informatizados en los próximos 10 o 20 años.
La clase media ha sido la más afectada en los últimos decenios, y lo
continuará siendo duramente en las próximas décadas a este ritmo. De
1973 a 2013, por ejemplo, los salarios medios de los trabajadores sólo
aumentaron un 9,2 por ciento, mientras que la productividad creció
alrededor del 74,4 por ciento. Compárese esto con el período de
post-guerra (1948-1973), en el que la productividad aumentó en un 96,7
por ciento y los salarios de los trabajadores el 91,3 por ciento. Al
mismo tiempo, el uno por ciento de los salarios más altos han crecido un
138 por ciento desde 1979, mientras que la clase propietaria ha visto
aumentar su riqueza a un ritmo acelerado. A finales de la década de los
70, el 0,1 superior poseía solo el 7,1 por ciento de la riqueza de los
hogares en Estados Unidos, mientras que en 2012 esa cifra se había más
que triplicado hasta el 22 por ciento, que es aproximadamente lo mismo
que posee el 90 por ciento inferior de los hogares. Piénselo. El 0,1 por
ciento de la población posee tanta riqueza como el 90 por ciento.
Estamos, como Hawking ha dicho, ante dos posibilidades. El futuro
puede implicar aún más desigualdad si la tecnología sigue reemplazando
la mano de obra y deja a las masas desempleadas y desposeídas (en la
actualidad, esto parece lo más probable), o, si la riqueza se distribuye
de manera más uniforme, todo el mundo puede disfrutar del "lujo
ocioso", o como lo describió célebremente Karl Marx:
"En la sociedad comunista, en la que nadie tiene una esfera exclusiva
de actividad, sino que cada uno puede realizarse en el campo que desee,
la sociedad regula la producción general, haciendo a cada uno posible
el hacer hoy una cosa y mañana otra distinta: Cazar por la mañana,
pescar después de comer, criar ganado al atardecer y criticar a la hora
de la cena; todo según sus propios deseos y sin necesidad de convertirse
nunca ni en cazador, ni en pescador, ni en pastor, ni en crítico”.
El influyente economista John Maynard Keynes, creía que el futuro del
capitalismo (en contraposición al socialismo o el comunismo, como Marx
creía) brindaría esa existencia tranquila a los seres humanos. En su
ensayo de 1930, "las Posibilidades económicas de nuestros nietos",
predijo que el crecimiento y los avances tecnológicos que el capitalismo
proporcionaba reducirían la semana laboral media a las quince horas en
un siglo, por lo que que hacer el tiempo libre se convertirá en nuestra
mayor preocupación. Sobre el dinero, Keynes adelantó una esperanzada
predicción con su animada prosa habitual (salvo en su Teoría General,
excepcionalmente árida).
"El amor al dinero como posesión -para distinguirla del amor al
dinero como un medio para la satisfacción de las necesidades y los
placeres de la vida -será reconocido como lo que es, una morbilidad algo
repugnante, una de esas tendencias semi-criminales, semi-patológicas
que se dejan con un estremecimiento en manos de los especialistas en
enfermedades mentales".
Keynes hizo algunas predicciones proféticas en su día, pero esta no
fue una de ellas. Hoy en día, parece que el análisis de Marx del
capitalismo se adapta mejor a las grandes desigualdades económicas y la
movilidad global del capital.
Sin embargo, nada está escrito en piedra. El auge de Bernie Sanders,
por ejemplo, revela un creciente movimiento dispuesto a combatir el
status quo neoliberal que ha llegado a dominar la política
estadounidense (y mundial). Si la economía continúa su camino actual, la
distribución de la riqueza ya no será sólo una cuestión moral sobre el
nivel de desigualdad que como sociedad estamos dispuestos a aceptar,
sino una cuestión de estabilidad política y económica. La propiedad del
capital en última instancia, determinará ese futuro, pero hay otros
movimientos e ideas políticas con ese futuro en mente, como la renta
básica universal, gracias a la cual a todos los ciudadanos, una vez que
llegan a cierta edad, se les proporcionaría un ingreso, que permitiría
probablemente sustituir las redes de seguridad tradicionales. Suiza
puede ser el primer país en adoptar esta política, y la votación
probablemente tendrá lugar en 2016. El plan propuesto proporcionaría un
ingreso mensual garantizado de $ 2.600 o $ 31.200 al año; en otras
palabras, lo suficiente para que todo el mundo pueda sobrevivir y llevar
a cabo un trabajo que realmente le satisfaga. Para la derecha a punto
de gritar la palabra que empieza con M, hay que señalar que muchos
conservadores e incluso libertarios, como FA Hayek, han apoyado esta
idea. [1] Tiene una sorprendente historia de apoyo bipartidista, y
podría, por lo menos, evitar la pobreza extrema en el futuro, si los
robots y la tecnología de la información continúan sustituyendo empleos
humanos.
La creciente desigualdad en todo el mundo ya no puede ser ignorada, y
hacer frente a este y a otros problemas del capitalismo, como la
degradación del medio ambiente, no sólo es moralmente correcto, sino lo
más pragmático que se puede hacer.
Nota de la R.: [1] Hayek nunca defendió la Renta Básica, sí una renta
mínima de inserción o, en todo caso, una renta garantizada
condicionada.
Conor Lynch
es un escritor y periodista que vive en la ciudad de Nueva York. ha publicado en en Salon, Alternet, The Hill, y CounterPunch.